Capítulo único.
3:25 a.m
—Abre la puerta, estoy aquí... —Mo Ran nunca ha sido el mejor cantante y eso lo saben todos los que lo conocen y ahora también los vecinos de aquel edificio— te compré una plantita, mira... Creo que perdí mi reloj, me di cuenta después de mirar mi brazo porque se sentía vacío. No es culpa del reloj, es que no podía sentir tu tacto en mi brazo... Baobei... ¿Verdad que no te has mudado de casa? Abre la puerta, estoy aquí...
Había ido hasta allí por su propio pie, ya que no recordaba dónde es que había dejado aparcado el auto. El alcohol y él nunca habían sido muy buenos amigos, por lo que con apenas unas copas encima ya se sentía en problemas.
"Nunca deberías conducir si no te sientes en condiciones para hacerlo" —era un principio básico de supervivencia para todo mundo, y claro que Mo Ran lo sabía, por ello, ni siquiera se preocupó de seguir buscando su automóvil en las calles cercanas al mercado. Ya después se encargaría de aquel asunto estando sobrio o por lo menos con resaca.
—Nunca había visto tantas cosas bonitas y brillantes juntas. Ahora sé por qué te gusta tanto la navidad. Te compré muchas cosas para que puedas adornar las habitaciones. Ya no voy a quejarme de las luces en escarcha, ni tampoco de los villancicos en la madrugada. Ni siquiera de los cuentos navideños que te da por ilustrar para los niños del orfanato. La verdad es que tus dibujos son preciosos, los niños se divierten mucho y a mí me encanta ayudarte aunque siempre finjo que me es fastidioso. Es más, hasta vengo preparado para cantarte uno. Escucha, por favor —el de ojos violáceos se aclara la garganta y después de que el episodio de tos violenta que lo ataca, considera oportuno comenzar a cantar. Si... otra vez— I just want you for my own, more than you could never know, make my wish come true, all I want for Christmas is you...
Desde su ruptura, hacía ya más de dieciséis semanas, él simplemente no podía dejar de dar vueltas a la situación. Sabía que estaban así por culpa suya, pero... pero ya había reflexionado y entendía que debía cambiar, ser mejor para su Wanning, que siempre lo daba todo en su relación. Estaba dispuesto a todo con tal de recuperarlo, por eso se encontraba tan inquieto. Al principio pensó que se trataba simplemente de lo desacostumbrado que estaba a vivir solo, pero muy pronto se encontró dando mil vueltas en la cama, rodando hasta estrellarse contra el suelo helado; muy pronto se encontró dando largas caminatas a altas horas de la noche por el mercado al que siempre iban juntos, tomados de la mano, con Wanning enganchado a su brazo. Muy pronto Mo Ran se encontró con los brazos vacíos y una cama helada; se encontró con una silla vacía y música sin sentido que lo llevaba al borde del hastío, sonando por todas partes.
Fue entonces momento de obligarse a sí mismo a reconocer que no era simplemente la falta de costumbre o la costumbre en sí, sino que le hacían falta Wanning y su amor; Wanning y sus canciones de media noche, sentado, acariciando el precioso guqin que había heredado de su maestro de música, mientras sus fuertes pero delicadas manos creaban fantasías para el oído. Le hacían falta Wanning y sus brazos rodeando su cuerpo siendo protector mientras dormían, mientras caminaban por las calles; mientras bailaban cuando John Legend cantaba "All of me." A Mo Ran le hacían falta Wanning y sus sonrisas que iluminaban el mundo entero; Wanning ayudándolo a cocinar un platillo nuevo cada semana, en esas noches cuando preparaba veladas románticas para los dos bajo las luces blancas escarchadas. Le hacía falta el Wanning que adoptaba plantas y las nombraba con motes dulces y cariñosos.
Su baobei, al que sus besos le coloreaban las orejas de rojo y a quien de los labios le brotaban flores haitang...
Por eso estaba ahí, terriblemente ebrio, de madrugada, cantando y siendo un idiota ruidoso frente a la que esperaba todavía fuera su puerta de entrada. Sin embargo, al otro lado no se escuchaba absolutamente nada.
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Estoy aquí (RanWan).
FanfictionNo tengo excusas. Por favor abre la puerta... Historia corta. Au. Ooc.