Jungkook miraba a Jimin a su lado, llorando, no lo comprendía ¿por qué lloraba?, miró sus manos aún unidas, y una sonrisa se cargo su rostro, estaba feliz de poder estar con el amor de su vida, pero ¿por qué su amado parecía triste? Hay cosas que aún no podemos comprender, pero la angustia en el rostro de su amado sólo hacía que la confusión llenará al castaño. La incertidumbre llenaba cada rincón del cuerpo del mayor. La puerta fue tocada, eran sus lindos hijos.
—Papás... —los llamo la chica, una dulce joven de veintidós años, una linda chica carismática y llena de vida, pero en esos momentos, lo único que sus ojos reflejaban -muy a pesar de su forzada sonrisa- era dolor y tristeza, una muy profunda.
El chico atrás de ella, solo miraba a su padre con soslayo, con pena y dolor, una vez más estaba pasando ¿sería abandonado por otro ser que amaba?
Los tres se sentían impotentes en ese momento, verlo ahí, postrado en una cama, feliz, aunque sufriendo.
—¿Dime, Ji? —le contestó el rubio, mirando a su hija, con los ojos llorosos y su nariz roja, al igual que sus ojos, sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, sus labios rojos e hinchados de todas las veces que los mordió para redimir sus sollozos, no quería preocupar a su marido de forma innecesaria.
JungKook los miraba a los tres sin entender aún ¿qué hacía en ese cuarto? Sin duda no era suyo, el que compartía con su esposo era de color durazno, con cuadros y fotos por todos lados, libros en los estantes marrones. Esa habitación era... Lúgubre, era blanca y olía a analgésicos, había solo una ventana a su izquierda, y una mesita de noche con cientos de medicamentos ¿todo eso estaba en su sistema?
¿Cómo llegamos a esto?
La mente de Jimin era un desastre, intentaba verse fuerte, pero no podía, ¿cómo sería capaz de ser feliz, si su pareja estaba postrado en esa cama?
—Los abuelos dicen... —sus ojos se dirigen a su padre, y él corazón se le oprime, sus ojos botaron gotas de agua, mientras su voz se quebraba. —Los abuelos dicen que debes comer algo. Nosotros nos quedamos con papá.
Su hermano mayor, la tomó por los hombros y la atrajo a su cuerpo mientras la abrazaba. Jungkook seguía sin entender ¿por qué parecían cómo si alguien muriera?
—Yo...
—Papá ve —le dijo Soobin a su rubio padre, en un desesperado intento de no perder a ambos. No podría con tanto a la vez.
Con un suspiro, Jimin se puso de pie, beso la cabeza de su esposo con amor, no soportaría si algo le pasase a JungKook, sufriría al verlo sufrir más de lo que ya lo hizo.
—Cuiden de él, niños —le dio un beso en la mejilla a ambos, para después salir de la habitación y bajar a la cafetería del hospital.
En una mesa, Jimin reposaba, tomando café y un tres leche, suspirando de manera pesada, mirando el humo de su café elevarse. Sentía ganas de llorar, la importancia llenaba cada célula de su cuerpo, la angustia habitaba su mente, su pobre corazón dolía, la opresión en su pecho era insoportable. Como haría cualquier cosa para que su amado sanará, estar como antes, antes de enterarse de esta asquerosa enfermedad. Aunque después de todo, así era la vida ¿no? Altas y bajas. Sufrir y ser felices, llorar y sonreír, enojarse y estar eufóricos; la mente humana era muy confusa.
¿Cómo llegaron a esto?
Quisiese poder volver el tiempo atrás, aunque, ¿eso serviría de algo? ¿Pequeño aunque sea? No lo sabía. La enfermedad ya habitaba el cuerpo de su marido, y no podía hacer mucho para evitar aquel sufrimiento, era lo inevitable, era lo que iba a pasar.
Aún recuerda las palabras del doctor cuando lo llevó para un control por qué su esposo cayó enfermo. Sus palabras tan sinceramente duras, tan realistas y negativas.
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Hasta el último suspiro 𖡡 [Kookmin O.S]
FanfictionLa felicidad es algo tan frágil, como un espejo, que de un descuido se puede quebrar, romper en pedazos, romper los recuerdos... El amor se medirá dependiendo que tan dispuesto estas para dar todo por aquellas personas estimadas que amas con el alma...