Tenía 14 años cuando lo conocí. Éramos compañeros de clases. Al principio fue como amigos pero poco a poco me fue gustando más. Todas mis amigas estaban atrás de él. Quizás eso me obsesiono. Fue mi novio por más de un año, recuerdo perfectamente cómo fue todo. Pasábamos nuestras tardes en un parque comiéndonos a besos o simplemente íbamos a comer hamburguesas. Me hacía sentir bien, me llenaba de detalles y no me dejaba respirar. Poco a poco me fui sintiendo asfixiada y cada vez era más agobiante estar con él. No tenía amigos, no podía hacer nada sin él. Me escribía y hablaba las 24 horas del día y si no respondía dejaba mil mensajes. Era agobiante. Pero aún así seguía con el porque me sentía valorada y vista cuando estaba con él. Empecé a escribirme con otras personas, a fingir que me dormía para no contestarle. Hasta que por razones del destino tuve que mudarme a un nuevo país. Entonces supe que era mi oportunidad de terminar con él. Lo hice; fue como volver a respirar. Le rompí el corazón. Quizás entonces comenzó mi karma.
