Capítulo 45-Nochebuena.

3.8K 303 97
                                    

𝓐𝓪𝓻𝓸𝓷.

Vuelvo a llenar mi vaso con whisky y me siento de nuevo frente a mi escritorio mientras bebo. Ordeno los papeles esparcidos por toda la mesa de madera dejándolos a un lado y acerco la laptop para seguir en lo que estaba.

Me concentro en hacer los planos 3D en la laptop mientras acerco el vaso a mis labios de vez en cuando. 

El sol comienza a esconderse, causando que mi oficina se quede poco a poco a oscuras, así que me levanto y enciendo las luces antes de volver a la silla aflojando la corbata para más comodidad.

Antes de que pueda seguir en lo mío las puertas se abren distrayéndome y dándole paso a Sebastian.

—Maldición—susurra observándome.

—Nunca me importo que entraras sin tocar, pero en estos momentos me fastidia.

—Vas de mal en peor, amigo.

Ruedo los ojos y vuelvo mi vista a la laptop.

—Aaron, te estás refugiando en esto—Dice con cierto enfado y preocupación en su voz mientras alza sus brazos a los lados—. Y está mal.

—No me estoy refugiando en nada.

—Claro que sí. Desde que se fue te has refugiado en el trabajo y el alcohol, pasas todos los días encerrado en esta oficina hasta quizás qué hora. Bebes alcohol todos los días mientras trabajas—me regaña.

Escucho sus pasos acercándose y al levantar la vista lo veo apoyando las manos sobre la mesa mirándome fijamente con el ceño fruncido. Está enfadado.

—No hay nada de malo en trabajar y si bebo o no alcohol no te incumbe. Si quiero pasar las veinticuatro horas del día en esta puta oficina lo voy a hacer, al igual que si me bebo todas las jodidas botellas de whisky—digo con voz gélida.

Hace una mueca de fastidio y niega con la cabeza.

—Te pidió que disfrutaras, que no te detuvieras de seguir con tu vida. No te pidió que bebieras cada puto día y te encerraras. No te pidió que te destruyeras.

Tenso mi mandíbula.

—Eso hago, sigo con mi vida, mi trabajo. La único que puedo hacer.

—No. Tienes que salir, divertirte, tal vez follar con alguien, pero sal de esta puta oficina y ya deja de beber.

—No tengo por qué divertirme y menos follar con alguien…

—¡Joder, Aaron, por lo menos piensa en lo que ella te pidió! ¡Si tanto la amas sal de aquí y vive, cumple lo que te pidió, hay mucho más que solo trabajo, imbécil! —me interrumpe, su rostro está totalmente rojo.

—¡No puedo, joder! —pierdo la paciencia y me levanto mientras le grito—. ¡No puedo hacer otra mierda que no sea trabajar y beber porqué a cada segundo la tengo en mi mente y cada día que pasa deseo que toque la puerta de mi apartamento y regrese! ¡Cada detalle de ella lo tengo grabado en mi cabeza, cada beso, cada caricia, cada mirada… su puto ‘te amo’ que no deseo olvidar nunca! Entiéndeme—termino de decir totalmente miserable.

Restriego mi rostro con las manos, frustrado por todo, sintiendo mis mejillas húmedas junto con mi respiración pesada. Le doy la espalda a Sebastian y observo las luces de la ciudad con los copos de nieve cayendo y las calles blancas.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora