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Junio de 1962.

Las ráfagas de viento golpeaban incesantemente el bello traje que estaba usando Mista, incluso podía sentir como penetraba y llegaba hasta su suerte de cashmere. Las nubes gruesas y grises cubrían toda la costa de Calabria, un clima perfecto para lo que sería los días más importantes de su vida, volteo los ojos ante el pensamiento sarcástico que pasó por su mente.

¿Era en serio?

¿Por qué ahora?, apenas hace unos días su Capo al mando le dio el comunicado que el nuevo Jefe de Passione invitaba a todos los capos y sus mejores subordinados a Sicilia, sólo, y solamente para presentarse como tal. ¿Para que mierda necesitaba saber eso?, ¿acaso quería presumir?

Mista no lo dudaba, ya se sabía que había un nuevo Jefe desde hace un par de semanas, con esa información bastaba y sobraba, sin embargo, las quejas ahora no valían nada, estaba esperando a que el pequeño ferry llegara para llevarlo a la isla.

Con un poco de desesperación, golpeando la punta de su zapato contra el suelo, vio arribar el ferry, blanco y con cintillas rojizas, cabos cubriéndolo por todos sus costados .

Uno muy lujoso. Bien, era lo menos que esperaba de su nuevo patrón. Subió al pequeño barco situándose en la proa, con la mano en su mandíbula y el codo en el barandal del ferry, dio una vista aburrida al océano, a las aguas que lo embarcarían a su aventura inapetente.

Diablos, si era tan importante ¿por que no fue su Capo también?, ver al nuevo Jefe no era tan importante al parecer, o tal vez confiaba mucho en él como para ir a tal reunión sólo; quería creer que fue lo último que pensó.

Aspiro fuertemente al aroma a mar que se desprendía desde abajo del barco, estirando un poco sus músculos del cuello, hubiera sido más entretenido viajar en una góndola rústica.

Pero no estaba allí por meras vacaciones.

"Como sea." Pensó Mista, sólo esperaba el momento de que esto se acabara para volver a su casa, y tomar una añeja copa de vino, junto con una buena carne roja, si es que se podía y la situación ameritaba.

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Llegó a Sicilia. Finalmente.

Entró al hotel donde todos los miembros de Passione, o al menos los más importantes, estarían allí. Era un hotel de gran estructura con pilares de mármol por doquier, con una melodía de un piano y violoncello que se mezclaba con el fino aroma del café y tabaco de los puros que estaban fumando unas personas alrededor de él, bien, si le dijeran al Mista de 8 años que estaría en un lugar como este, jamás lo hubiera creído ni en un millón de años. A pesar de traer un traje bastante caro, y es que su gusto por la ropa siempre era algo elevado, sintió que no era lo suficiente como para estar allí.

"¡Hey, Mista!" El nombrado volteo inmediatamente al ver un beta de traje verde que se acercaba a él.

"¡Fugo!, estás aquí." Estrecharon sus manos al mismo tiempo que se daban un abrazo.

"No pensé que vendrías hasta acá". Dijo Mista dirigiéndose junto con Fugo a la recepción.

"Ni yo tampoco, hubiera preferido estar con Narancia, pero mi Capo me llamó a último momento para esto." Haciendo una mueca, Fugo apretó sus dedos haciendo que estos tronaran al instante, así era como erradicaba su furia aunque no fuera grado de escuchar.

"Ah, es verdad, ¿Cómo está Narancia?"

"Está bien, aún se está recuperando del parto."

"¡Que bien!" Mista aun no podía creerlo, como su amigo de 20 años ya era padre y él con 22 años aún no podía conseguir una pareja estable, ¿por qué Dios?. Suponía que a él jamás se le tomaban en serio por ser un tonto la mayor parte del tiempo, o por poner su trabajo en primer lugar muy seguido. Su última pareja lo dejó en un mes por eso último.

El verano de Sicilia (Misgio/ Giomis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora