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Advertencias: Posibles faltas ortográficas/ gramaticales/ falta de coherencia y Ooc. Léase bajo su propia consideración.

II-.Under the rain.

Las pequeñas gotas chocaban una y otra vez de manera molesta contra su cuerpo hasta que un pequeño grupo lograba a travesar su oscuro traje y helar su pálida piel, aún así no le importaba, a este punto nada lo hacía de manera sincera.

La vida era aburrida, o por lo menos la suya lo era. No importaban los lugares, la comida, las fiestas o las personas, simplemente nada lo llenaba de la calida sensación que todos disfrutaban para poder soportar el infierno que era todo lo demas. Tal vez por eso había abandonado de manera ruidosa la exotica y colorida exposición de arte que se celebraba en uno de los pisos del gigante edificio, y aún asi, ninguno de sus conocidos o la "amable" gente se había preocupado por el olor a alcohol en su cuerpo antes de subir tambaleante por el elevador hasta la azotea del lugar.

Sus pies descalzos colgaban peligrosamente del fino borde de concreto que dividía la posibilidad de bajar de nuevo y embriagarse hasta la inconsciencia o hacerle caso por primera vez a aquellos pensamientos que noche tras noche lo mantenían despierto cuestionándose una y otra vez sus motivos para levantarse cada mañana.

El estruendoso sonido y la resplandeciente luz de un rayo volvieron a distraerlo lo suficiente para notar demasiado tarde el molesto sonido de la puerta cochar a tan solo algunos metros suyos.

Algunos segundos pasaron antes de que el sonido de pasos que se dirigían hacia él se combinarán con la suave melodía de la tormenta sobre su cabeza. Obito se mantuvo en silencio mientras las gotas de lluvia volvían a resbalar por su maltratado rostro, o tal vez se trataba de sus propias lagrimas, en realidad no le importaba averiguarlo.

Esperaba que aquella persona se acercará con preocupación hasta él y tratará de arrastrarlo dentro de nuevo antes de llamar a alguna ambulancia o a la psicóloga que tanto ignoraba. O incluso, en el mejor de los casos, solo le diera un patético sermón sobre si esa era la mejor solución y que tal vez sus problemas no eran para tantos. Sin quererlo y de solo pensarlo su ceño comenzó a fruncirse, ahora odiaba a la persona ignorante que se mantenía inmóvil a sus espaldas.

Sin embargo y sin poder soportar durante mucho tiempo su curiosidad, giró la cabeza con la mejor expresión de serenidad que pudo fingir.

Su onix se abrió con sorpresa y curiosidad ante la extrañamente familiar y esbelta figura de pose perezosa que se recargaba con parsimonia en la pared.

La rubia melena atada a medias resaltaba con belleza y elegancia en medio de todo lo gris, un hormigueo en su mano lo hizo incomodarse ante el penoso deseo de enterrar sus dedos largos entre la espesa cascada dorada. Su ropa, su ropa también era algo ¿Fea? ¿exotica? Los colores de la camisa a medio abotonar eran desiguales entre si, algunos muy chillones, otros apenas visibles, el pantalón blanco ahora empapado que llegaba hasta poco antes de sus tobillos estaba cubierto de manchas de pintura desiguales y que ahora comenzaban escurrir ante el contacto del agua.

Ante la presión de su mirada sobre su ser, subió la vista con timidez esperando una expresión de reproche, asco o preocupación. Sin embargo, al llegar a la los cerúleos del rubio, fue casi imposible no verse obsesionado por el apasionado color azul junto a esa ferviente pero desconocida llama que lo incitaban a quedarse una eternidad embobado de aquella infantil manera.

Ambos se mantuvieron en silencio durante eternos minutos sin romper el extraño pero satisfactorio contacto. Obito quería hablar, presentarse o por lo menos preguntar y aliviar ese extraño miedo porqué el chico también estuviera ahí por razones similares a las suyas, sin embargo las palabras se habían quedado atascadas en la punta de su lengua de manera dolorosa.

Bombones | TobiDeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora