𝟱𝟵

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Jennie despertó en una cama completamente desconocida. ¿Dónde estaba?

Tenía miles de preguntas, ¿Que había pasado? No recordaba casi nada.

¿Esta es una camisa de Lisa?

Miró a su alrededor, y a lo lejos se divisa una Lisa tomando agua.

—¿Lisa?

La mencionada, quién estaba en la cocina, se asomó a la habitación.

Al ver que estaba despierta entró y lentamente se sentó en la cama.

—Hola...— Saludó Manoban sin ganas.

—Lisa debemos hablar las cosas, y no acepto un no por respuesta.

La mayor hizo un puchero y miró a otro lado.

—Nunca me dejas explicarte nada...

—Sí, eso ya me lo dijiste.

—¿Qué, cuando?— preguntó confusa.

—Hoy te fui a buscar al bar, ¿Que no te preguntas cómo llegaste aquí?— rodó los ojos.

Jennie intentó recordar que había sucedido.

—Creo que vi al chico de ayer...— dijo la surcoreana.

La contraria frunció el ceño.

—Así que no lo niegas.

—¿Porqué, te pone celosa?

—Claro que no, solo me molesta que hayas estado saliendo con dos a la vez. En pocas palabras yo jamás fui tu novia para ti, ¿No?— cruzó los brazos sin mirarla.

—¿Qué? El no es mi novio, de verdad, no lo conozco...

—¿¡Y porqué mierda te besó, ah!?—

La miró enfadada y Kim bajó la mirada.

—Ha-Haneul me escribió después de eso... El es su hermano...— tartamudeó y Lisa se quedó boquiabierta.

—Maldita hija de puta, desgraciada infeliz...— la de pecas empezó a tirar millones de insultos, algunos inexistentes, mientras sacaba su celular y escribía algo con fuerza.

—¿Qué haces, le escribes a ella?

No respondió, escribía con violencia y enojo.

—Listo.

Avisó y miró a la contraria. Pero los ojos de la más alta empezaron a aguarse, tapó su cara y inhaló hondo.

—¿Lisa, todo bien?— tomó su mano y la jaló a ella, sentándola sobre su regazo.

La de pecas comenzó a llorar, y secó sus lágrimas rápidamente.

—P-Pensé que él era tu novio y solo jugabas conmigo...— musitó con la voz cortada.

Jennie la abrazó.

—Claro que no... fue todo culpa de ella.

—¿Porqué no me dijiste?

—Porque alguien no me dejó explicar nada...— entrecerró los ojos.

—En fin. Joder, ¿Qué hacías con ese idiota entonces?

—No lo sé, solo recuerdo que fui a un bar con cuatro locos y de repente llegó el.

Lisa asintió y la miró.

—¿Qué, tengo algo en la cara?— preguntó tocando su rostro.

Manoban negó y abrazó su cuello.

—Prometeme que vamos a alejarnos de los problemas y vamos a tener al fin una relación en paz...— escondió su cabeza en el cuello de la contraria.

Esta asintió y la abrazó también, para luego alejarla y darle un beso apasionado.

She | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora