-Estás preciosa, cariño.
-Mamá, has dicho eso como cinco veces en cada minuto durante una hora, ¿puedes decir otra cosa?
-Es que pareces una novia esperando el momento para ir al altar y casarte.
-¿Desde cuándo te has vuelto tan ñoña?
-Supongo que ver tantos programas de amor ha tenido algo que ver.- Ante la contestación burlona de mi madre puse mis ojos en blanco y volví a mirarme en el espejo.
El vestido que había preparado Max para la final tenía que reconocer que era impresionante. Iba vestida entera de una tela suave y de color blanco roto. Los tirantes tenían algunas partes de transparencias y por varios de los agujeros entre las formas de flores que lo formaban, podía verse mi piel. Los tirantes se estiraban hasta la mitad de mi espalda, dejando un bonito escote por detrás.
La tela cubría mis pequeños pechos y caía de forma recta hasta prácticamente rozar el suelo. Una cinta del mismo color se ceñía en mi cintura y terminaba con forma de lazo por detrás, justo por el final del escote de mi espalda. Mi pelo había sido recogido en un recogido basado en mucha paciencia y horquillas, decorado con varias perlas. Me recordó al peinado que llevaba Elisabeth Bennet mientras bailaba por primera vez con el arrogante Fitzwilliam Darcy.
Cómo último retoque me puse el collar de Axel, dejando que colgase por encima de mi pecho. Si no conociera a Max tan bien como lo hago, pensaría que ha intentado vestirme de novia a propósito. Volví a echarme un último vistazo en el espejo del camerino que el programa nos había dejado a mi madre y a mí para que nos preparáramos antes de las grabaciones. Hoy iba a ser el último día que estaría aquí y donde o bien terminaría o comenzaría todo. Y aunque mi madre estuviera conmigo y me transmitiera seguridad con su mirada maternal, no había forma de tranquilizarme.
-¿Algún último consejo?
-Pensé que los últimos consejos los recibiste ayer de Max.
-Eres mi madre, ¿qué clase de madre no se muere de ganas de aconsejar a su hija y decirle lo que tiene que hacer?
-La clase de madre que estará orgullosa pase lo que pase hoy.- Mi madre se acercó a mí, e incluso aunque ella llevase tacones, le sacaba casi dos cabezas. Ella sostuvo un segundo el collar con forma de copo de nieve y sonrió con dulzura.- ¿Sabes que decía Jorge Bucay respecto el Karma?- Me quedé en silencio, esperando a que mi madre siguiera.- Todo lo bueno viene pagado por adelanto.
-¿Y eso que significa?
-Los dos lo habéis pasado mal, Carolina. No hace falta tener muchas luces para ver la realidad. Ahora solo podéis esperar que las cosas vayan a mejor.
-Gracias, mamá.- Ambas nos abrazamos prácticamente al momento y durante un instante, solo disfruté de ese instante. Sentir como mi madre me alejaba de todo mi nerviosismo y todos los problemas que me rodeaban. Por un momento, sentí que todo era mucho más sencillo de lo que parecía, hasta que Lucía abrió la puerta y me avisó que estaba todo listo.
-Jimena, mi compañera te está esperando fuera para que vayas a plató. Carolina, tú vendrás conmigo a la sala de espera de las pretendientas. Erika también estará allí.
-Está bien.- Asentí con mi cabeza y antes de que las dos abandonáramos la habitación nos dimos un último abrazo. Después salimos las tres del camerino y nos separamos para ir por caminos diferentes. Lucía caminaba por delante de mí, y no a mi lado. Pude notar como sus hombros estaban rígidos y como ella hacía todo lo posible para evitar contacto visual conmigo.- ¿Está todo bien, Lucía? Te noto tensa.
-Lo estoy.
-¿Por qué?- Noté lo sorprendida que estaba cuando mi voz formuló la pregunta.- ¿Qué te preocupa?