Capitulo 4. Presente

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La acumulación de pequeñas desesperanzas... Eso es lo que hace a la gente adulta

Kento Nanami

—Hubiera sido mejor hacer la junta aquí, es un bello lugar y parece que se ocupaba para eso

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—Hubiera sido mejor hacer la junta aquí, es un bello lugar y parece que se ocupaba para eso. ¿Gojo-san porque no reunimos a los clanes aquí? Esto es mejor que la sala improvisada que hice para la reunión. — Nanami preguntaba mientras se tocaba la nariz enfadado

—Te juro que no se podía abrir la sala, lo intente, te prometo que fue Jin el que la abrió antes de irse. — Lloriqueaba Gojo

...

Nanami después de recordar la conversación que tuvo anteriormente con Gojo antes de que Megumi llegara, tomaba sentido ahora y más con la discusión que tenían dos individuos idénticos situados enfrente de el con unas mascaras rotas debajo de sus pies, de alguna manera se le hacían conocidas.

—¡Alguien los dejo pasar! Fallamos. — Decía uno de los intrusos con tatuajes en su rostro

—lo sé. — Contestaba el otro más amable sin rastro de tinta "puro" pensó Gojo

— Alguien los dejo pasar. — Volvió a decir el de tatuajes

— Lo sé. — Repitió sereno el contrario

—¡¿Y porque no estás enojado?! — Pregunto enfadado.

—Debe ser parte del plan. — Contesto tranquilo

—El plan que por tu culpa cambio! — Grito empujando al menor.

—Pero, quien fue el que se peleó. — Respondió alzando la voz enojado, repitiendo la acción del mayor.

—Yuji, pero quien fue el que se detuvo?! — Mientras decía esto tomo de los hombros al contrario para verlo a los ojos.

—Sukuna sabes que no es mi culpa. — Yuji volvió hablar un poco más tranquilo

—Aun así. — La voz del mayor no sonaba enojada, pero si más ronca.

—Lo entiendo. — Yuji desvió un poco la mirada

—Ese no es el problema. — Toco la cara de su acompañante obligándolo a volver a verlo

—El problema es...— Yuji también cambio el tono de su voz.

—Que alguien los dejar entrar. — Dijeron al unísono para poder ver a los que ahora parecían intrusos.

...

A pesar que solo se les quedaron viendo un par de segundos los cuatro pensaron que fue una eternidad hasta que por fin el llamado Sukuna pronunció unas palabras:

—Valla todo esto es tan confuso y más con estos cuatro intrusos. —

—Corrección tres, la muchacha salió corriendo. — Señalo Yuji al lugar vacío.

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