📖SESENTA Y TRES📖

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Tan solo un rato mas tarde, cuando debía pasar de media tarde o quizá un poco antes. Armin llamo a Hange, Carla y Kikyō a que se acercaran a donde estabamos para poder comenzar a comer. Al final, éramos los mismos de siempre: Hange, Armin, Michele, Kikyō, Eren, Mikasa, Carla, Hannes, mis padres y yo; solo nosotros, sin Jean ni Connie porque si Eren tenia malos recuerdos de la playa, el par que resultó del, ahora, incompleto trio, tenía aún peores recuerdos de aquí, no importara cuanto tiempo hubiera pasado, aún se negaban a venir con nosotros.

Pasado el tiempo necesario para digerir la comida, Kikyō y sus padres se zambulleron en el mar, desde donde estábamos se oían las carcajadas divertidas de los 3. Por su parte, Mikasa convenció a Eren de acercarse un poco al agua, Carla los siguió dando saltitos seguramente planeando como arrojar a su propio padre al mar. Mi madre hacía castillos de arena con Hannes a mitad de camino de la orilla del mar. Y finalmente, Hange se había dejado caer sobre la arena junto a mi, con mi padre aún debajo de la sombrilla un metro a su derecha.

-pequeño Kai, hoy estas muy callado - dijo Hange de la nada lanzandome una mirada curiosa.

Apuesto a qué se preguntaba si había seguido leyendo el diario o no. Ya se me ocurriría un modo de decirle que si.

-Carla me ha dejado muerto de cansancio - me queje dejándome caer junto a ella.

-ya lo creó, Carla el diablillo, Kikyō la cabecilla y tu el corazón, siempre es así - dijo ella, sonreía con tristeza, pero no parecía tan abatida como mis padres.

-¿tuviste un grupo de amigos así, tía?-pregunté sabiendo la respuesta.

-si, aunque éramos 4 en realidad - confesó ella.

Era mi oportunidad.

-mi papá, mi mamá, tu y ¿quiza tu comandante? - pregunté sutilmente.

No era secreto que Erwin Smith era especialmente unido a Hange, sobre todo porque la había nombrado como su sucesora. La tía me guiño un ojo, entendiendo mi confirmación a su pregunta implícita inicial.

-efectivamente, solíamos beber juntos y éramos un peligro juntos- dijo ella, confirmando que me había entendido - Erwin era nuestra cabecilla, Levi era los músculos, Ami la problemática y yo el alegre corazón...

-tsk, estoy seguro de que, más bien, era la chiflada del grupo - se quejo Levi, había escuchado cada palabra, pero no pareció molestarle por dónde hiba la platica.

-negativo, de no ser por mi Ami y Erwin se habrían matado, yo los mantenía uniditos y tranquilitos - se alabó a sí misma. - aunque tu más bien eras algo así como el amargado...

-o el más consciente, los 3 eran un caso perdido - se defendió mi padre de mala gana.

-pues este caso perdido al menos podía montar bien su caballo - se burló Hange.

-¿montar a caballo? - pregunté confundido, no por la actividad sino por la mención.

Zoë soltó una carcajada tan fuerte que tuvo agarrarse el estómago para soportar el ligero dolor que le causó tanta risa. Levi por su parte, chasqueo la lengua de nuevo y se levantó para marcharse indignado, terminó con Ami, seguro para acusar a su amiga.

-tu padre... - trato de explicar mi acompañante aún entre risas - tu padre tenía que... - una carcajada más - tenía que... - una risa más e intento controlarse - tu padre... Tenía que subir a los cubos de heno para poder subirse a su caballo...

Se restrego en la arena un poco más al decir una oración completa, pero en mi mente solo cabía la imagen de mi padre teniendo que subirse a la comida de caballos para poder montar al suyo.

-¿no es cierto? - dije recreando la imagen en mi mente intentando no reír.

-¡es verdad! Lo hacía casi todo el timepo, obvio que en las afueras no había heno y además tenía que demostrar que podía subir sin ayuda frente a sus subordinados... Pero cuando estábamos solos y tenía pereza usaba el heno - explicó Hange más calmada.

Esta vez yo estalle en carcajadas un buen rato, de vez en cuando entre las lágrimas de risa veía a mi padre mirarme acusatoriamente con mi madre sonriendo divertida.

-eso no viene en el diario - comentó Hange en voz baja cuando comenzaba a calmarme.

-papá aún no lo sabe - le dije poniéndome serio de repente.

-me lo imagine - aceptó Hange en tono confidencial - pero sabes, ha permitido que te cuente de Erwin sin matarme, ¿que ha pasado los últimos días?

-aún no estoy seguro... - vacile - pero, si ha estado más cooperativo.

-bueno, lo que sea que hicieras, estuvo bien y más te vale aprovechar - hizo una pausa, miró a mis padres y con voz más sería añadió - conseguir algo de Levi Ackerman no es algo que se pueda disfrutar diario...

-¿fue tu primer amigo cierto? - me atreví a preguntar.

-más que eso, fue el primero que no murió y después se volvió mi familia - confeso ella.

-a él siempre le costó tener una, pero en su diario, igual te considera familia - la anime un poco.

-me alegra escuchar eso, pero me alegra más saber que pese a todo, consiguió tener una amable esposa, un buen hijo y amigos decentes - sonrió Hange.

-¿decentes? El los describiría como un dolor de cabeza - bromee.

-buen punto, bueno somos un agradable dolor de cabeza - acepto la castaña.

Sonreí divertido y observe a mis padres. Pasaban, seguramente, de las 4 de la tarde; aunque no importaba la hora, lo que veía era más hermoso que el atardecer que hiba a suceder más tarde.

Paso un rato antes de que: Mikasa volviera con un enfarruñado Eren, Hange fuera a molestar a Carla y mis padres volvieran por fin con un Hannes adormilado.

-y ahora, es turno de mi pequeño Koinu - dijo Ami acercándose amenazadoramente hasta a mi.

-¿eh? - dije sorprendido.

Antes de poder decir más, me atrapó entre sus brazos y me lleno el rostro de besos.

-mamá, ¿por qué? - pregunté medio en queja ante su ataque.

Ella soltaba risillas, hasta que sin darme cuenta termine atrapado: se había sentado detrás mío, me había rodeado con sus brazos debajo de las axilas, sus piernas de hayaban estiradas a mis costados, mi espalda contra su pecho y su cabeza sobre la mía.

-hoy estas muy empalagosa, mamá - me queje sin hacer el menor intento por soltarme.

-ah, esque mi víctima anterior cayó dormida - se lamento en broma.

Mire a Levi y le puse una expresión suplicante.

-¡ayuda! - le dije.

Mi padre sonrió de lado y se acomodo junto a Ami, parecía que el enfado con Hange había desaparecido de nuevo y ahora estaba de mejor humor.

-shh, quieto, solo 5 minutos - pidió Ami.

Yo seguía mirado a Levi, quien asintió apoyando a Ami. Suspiré y dejé que toda la tensión abandonará mis músculos. La verdad era comodo estar así, además de que podía sentir el latido de mi madre, tranquilo y acompazado con el mío.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora