Agosto, 2001
Hace años había leído un libro, la frase más ridícula que vi y logró recordar fue "la sangre es más espesa que el agua, es lo que nos define, lo que nos hace vivir y nos hace humanos, aquellos que controlamos el mundo". En mi opinión la sangre y nuestros parentescos son el mayor problema de la vida, y el ser humano es lo peor que le paso a la tierra tanto así que agradecería que dejáramos de existir para dejar de causar tanto mal.
Mi presente es igual al de la tierra, crítico. Aunque muchos están tan cegados en su propio mundo fantástico que no puedan notarlo, los que me ven piensan y dicen "que afortunada" ¿afortunada? Esa palabra la usaría para aquellos que sí tienen elecciones, yo no las tengo.
¿Qué tan afortunada puede ser una vida como la mía? Si, sé lo que muchos piensan, las princesas no sufren, solo deben mostrar una sonrisa así sea horrible y saludar para obtener que todo el mundo esté a sus pies, no saben que es la hambruna, la miseria, el luchar por un lugar o sufrir. Si a lo mucho solo casarse por deber.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, así son la mayoría de las personas, si hubiera podido elegir, no sería una princesa, podría ser hasta la persona más pobre del mundo pero con elecciones y tener felicidad, libertad. Suena ridículo y tal vez mi historia sea igual pero solo por eso ¿Creen que pueden juzgarme?
_ Su Alteza. - esa voz que siempre me saca de mis más profundos pensamientos cada vez que me pierdo.
_ Alfred. - mi escolta el día de hoy, un aprendiz de consejero real, apenas han pasado unas horas de conocernos y parece amigable aunque el protocolo dicta que no debo ser demasiado cordial. _ ¿Qué ha sucedido?
_ Ya vamos a aterrizar, por favor debe ponerse en posición. - Me había quedado sin saber de mis alrededores durante mucho tiempo, ya habíamos llegado a la ciudad capital.
_ Enseguida. - voy a mi lugar y abrocho el cinturón. _ Retírate.
Desde mi ventana al descender tenía una vista perfecta de la capital, ¡Oh Mónaco! Situado en Europa Occidental, mi lugar de origen, un punto en el mundo, prácticamente con lupa hay que mirarlo. Pocos lo conocen o lo recuerdan, para mi han pasado casi diez años desde que me alejaron de él, aún no cumplía los quince cuando pasó y aunque conocí un lugar nuevo en mi exilio añoraba este lugar.
Ojala que en mi apretada agenda logrará tener espacio para ver los cambios, será bueno para convivir ya que me quedaría tal vez para el resto de mi vida o eso esperaba. Al aterrizar no había mucho que saber, debido a que la agenda se modificó, ningún periodista estaba para presenciar mi regreso "ni me recordarán".
Baje como toda dama de la nobleza debe hacerlo, elegante y sin prisa, ya estaba un vehículo esperándome, claramente no era uno oficial, pero no tenía sentido esperar algo más por lo menos no olvidaron que venía.
_ Es un honor para mí escoltar a su Alteza Alejandra a la residencia de los soberanos. -
No tenía porque responder, solo me dirijo al vehículo para subir e ir a mi destino.
Alejandra Cecilia Marie Asusena Victoria Grimaldi, princesa de Mónaco, condesa de Carlades, tercera hija del soberano del principado de Mónaco Luis III y su consorte Luisa Federica Charlotte Costelle.
Además de ser la quinta en la línea de sucesión después de mis hermanos y mi perfecta hermana mayor soy una princesa que vive por inercia, ligada a las reglas de la monarquía, sabía lo que era tener una vida llena de límites.
Solía sonreír, solía no importarme nada antes de aquel día, como muchos cambie drásticamente, me alejaron, me apartaron tal como en la historia de Anna Bolena cuando emigró a Francia, para que no estuviera en sus vidas y que al regresar fuera como esperaban, obediente y sin sentimientos que limitaban las capacidades.
La ciudad había cambiado, aunque aún los lugares patrimoniales estaban en remodelación para conservar su gloria, quería bajar y recorrer todo pero no podían haber desvíos entre más pronto estuviera en frente de mis padres y hablara con ellos, más rápido me ocuparía sólo de mis cosas.
_ Su Alteza ¿está emocionada?
_ Han pasado diez años desde que me fui, emocionada no es la palabra que usaría para lo que siento pero ciertamente es afín a ello. - contestó a su pregunta sin apartar mi mirada de la ventana.
_ La temporada de granadas se acerca. - comenta de repente.
No entiendo cual es su necesidad al tratar de conversar conmigo así como cuando aún era una niña esto solo sucede cuando alguien quiere algo o buscaba estudiarme, claro, debieron haber oído maravillas de mi, tantas que al no conocerme ahora soy el payaso del circo a quien admirar y no le iba a dar el gusto de burlarse, así que me quedé callada. Aunque tenía razón, la temporada de granadas se acercaba.
"Recuerdo perfectamente esas épocas, los mediados de agosto donde las degustaba sin cesar casi todo el tiempo hasta dolerme el estómago pero también fue una época de dolor, de añoranza.
_ ¡Ale! ¿Dónde estás?
Llegados ciertos momentos en especial de otoño, solía esconderme de todo para hacer mi voluntad, ¡Ja! Cómo olvidar el último día, donde mi destino se convierte en algo inesperado, tenía catorce en ese entonces y lo admito cruce los límites de la paciencia que se le tenía a alguien de una dinastía centenaria de la monarquía europea.
_ ¡Alejandra! ¿Por qué estás en ese árbol? Podrías caerte. - Esos gritos son bastante conocidos, sería imposible no identificar quien es.
_ ¡Ah! Hola Leticia, no te había oído. - contestó sin mucha emoción mientras la miro de reojo.
_ Baja en este instante, si madre te ve estarás deseando no haberlo hecho. - aquí vamos de nuevo.
_ No hay necesidad de preocuparse ¿o si hermana? - ella se lo diría como siempre, así que podía dejar de fingir.
_ Alejandra Cecilia Marie Asu- la interrumpí antes de que continuará.
_ Asusena Victoria Grimaldi princesa del principado de Mónaco y bla bla bla - el mismo discurso, ¿acaso no tiene otro libreto?
_ Eres imposible, mejor quédate aquí, mereces lo que pasara. - Qué novedad.
No la detuve, nada era peor de lo que ya me había pasado, al menos no tenía una vida tan amargada como la suya, a pesar de los castigos y las imposiciones podía seguir adelante o eso es lo que pienso"
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Duty, first and foremost duty
Short StoryAlejandra Cecilia Marié Asusena Victoria Grimaldi, princesa de Mónaco, condesa de Carlades y condesa de Polignac, tercera hija del soberano de principado de Mónaco Luis III y su consorte Luisa Federica Charlotte Costelle. Además de ser la quinta en...