Capítulo 1

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siete.

Me hace sentir segura el ver la gran cantidad de personas corriendo para cubrirse en el interior del centro comercial, cuando me encuentro acostada desde la parte superior de este con una carabina M4 entre mis manos. Con el dedo en el gatillo, fijo la vista en la persona que corre de un lado a otro mientras mantiene un maletín cubriendo su cabeza.

Capitana, quince segundos—me avisa mi superior por la radio.

El Sr. Gonzáles es buscado por la organización desde hace meses, se dice que trabaja para uno de los clanes más importantes de la mafia, y que este tendría gran información que nos podría ayudar para saber la ubicación de estos mismos.

También, es conocido por lavado de activos, violación e inducción al suicidio a una menor de edad luego de haberse acostado con él. Entre lo que me pude informar, leí que había secuestrado a la pequeña de tan solo quince años y la habría llevado a las afueras de la ciudad para hacer tal asquerosidad.

Capitana, diez segundos.

Por personas como estas no me da asco matar o torturar. Lo que hago es un simple Karma que estos merecen luego de sus acciones obscenas. Que claramente, deben tener una reacción por parte de la organización.

OFMS, Organización de Fuerzas Militares Secreta, se encarga de acabar con esos escombros que el FBI, interpol o la policía no pueden deshacer, causando que gran parte del peso caiga en nuestras manos al momento de acabar con un clan de la mafia o rescate hacia miembros importantes.

Cinco... —la persona que sigo con la mirada telescópica del arma no para de correr a gran velocidad en búsqueda de una salida.

Cuatro...

Tres...

Dos...

Aprieto el gatillo, causando que la bala viaje a gran velocidad cuando traspasa el cristal del tragaluz y se dirige a la pierna de la persona. Seguida de esta, disparo otra, la cual hace que El Sr. Gonzáles caiga al suelo cuando tiene ambas piernas inmovilizadas, siéndole difícil caminar en tal estado.

Es por eso que yo, con una simple seña, le doy la orden a mi compañero, quien manda a dos de sus soldados a buscar al hombre que se encuentra desangrándose en el suelo del centro comercial.

Ya te puedes retirar, Capitana Boyer —escucho por la radio de mi oreja la orden de mi superior luego de unos minutos.

Ello me permite levantarme rápidamente de mi lugar y comenzar a desarmar el arma, la cual guardo en el maletín de guitarra que tengo a mi costado. Pero segundos antes de que pueda llegar a tocarlo, este es arrebatado del sitio cuando una persona a mi espalda lo patea, intentando, con ayuda de su arma, golpear mi nuca.

Pero antes de que pueda llegar a tocar un milímetro de mi piel, mi cuerpo reacciona y me hace estirar la pierna derecha mientras doy un giro de ciento ochenta grados. Dejando a la persona en el suelo, mientras rápidamente me poso encima de él para inmovilizarlo y poder hacer uso de la pistola que tenía guardada en mi tobillera.

—¡Ey Ey!—levanta las manos cuando pongo el cañón en su frente.

—¿Quién te mandó?— exijo con el dedo en el gatillo.

El chico en el suelo tiene un antifaz que cubre su rostro, vestimenta completamente negra y un chaleco antibalas que cubre gran parte de su torso.

—No creo que quieran matar a Jaime, se estarían metiendo en problemas que no les incumben capitana.

Evil Force [En Actualización]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora