"Mentiras" | En Proceso...
Elizabeth Cooper, hija de los alcaldes Richard y Alice Cooper, es una chica malcriada, de ultimo año de preparatoria, que le gusta jugar con los chicos, pues nunca ha sentido el sentimiento de estar enamorada y en su caso...
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"Mentiras"
Jughead se separó del beso con una sonrisa de oreja a oreja y la miró con unos ojos llenos de amor y ternura –Tengo algo que decirte... bueno en realidad, es algo que quiero darte.
La rubia suspiró –Jug... por favor, ya no puedo aceptar mas cosas tuyas. Ve... –señaló el lugar en el que estaban –tenemos el escondite perfecto de todo Riverdale, mi cumpleaños iba a ser todo un caos de no ser por ti, y no sabes cuanto te agradezco todo esto –admitió Betty mordiéndose su labio inferior, con una sonrisa.
Jughead chasqueó su boca –No importa, lo único que necesito de ti, es que estes a mi lado –dijo robándole un beso –Y bueno, dejando de lado todos tus pretextos que me dirás de, "ya no quiero nada freak" –decía imitando su voz, y ella le dio un golpe.
–Yo no hablo así Jughead –dijo cruzándose de brazos y haciendo un puchero con sus labios.
El pelinegro soltó una risita –Si perdón lo siento. Volviendo al tema, te compre un regalo de cumpleaños –Betty iba a decir algo, pero Jughead le puso en dedo en su boca, evitando que diga alguna palabra. Llevo su otra mano dentro de la bolsa de su pantalón y sacó una cajita negra alargada, adornada con un moño rojo de regalo.
–Te lo iba a dar cuando recién había llegado a tu casa, pero decidí esperar un poco, y la verdad, siento que este es un buen momento para que te lo de. No tenia idea de que regalarte, espero que te guste –dijo el pelinegro extendiéndole la cajita negra.
Betty la tomo y volteo a verlo –Jughead, agghh, vamos no tienes por que...
–Ya bonita, deja de renegar y abre tu regalo puess –le dijo dándole un beso en la mejilla.
No tenia mas remedio que abrir su regalo. Comenzó quitándole el perfecto moño rojo que decoraba la caja, para después, abrir la pequeña cajita negra, donde comenzó a sentir que su corazón se hacia chiquito además de un vacío enorme en el estómago –Jughead... –logró decir en un hilo de voz.
Betty pasó su dedo por la hermosa pulsera que tenia frente a sus ojos, era realmente idéntica a la que una vez su madre le regalo. Tenia varias piedras rosas y moradas, que brillaban con la luz, lo único diferente de la otra es que, tenía un pequeño dije en forma de coronita. Era realmente hermosa.
Jughead tragó en seco cuando Betty no pronunciaba ninguna palabra, solamente seguía ahí viendo la pulsera, como si se hubiera sumergido en sus pensamientos por un tiempo –Quise agregarle algo, la verdad es que cuando vi esa coronita, me enamore de ella, pensé que te gustaría, pero si no... podemos devolverla, en serio.
–¿¡Qué!? por supuesto que no Jughead. Dios... –levanto la mirada con los ojos cristalizados –Solo estoy sorprendida... –dijo acariciando la pulsera con su pulgar.
