◆є∂υαя∂σ у αχєℓ◆

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—Joaco... — dice poniendo nervioso al menor —¿serías mi esposo?.

—¡¿Qué?!— pregunta incrédulo.

—Eres la única esperanza que tengo— hace un puchero —por favor, eres mi mejor amigo y mi roomie.

—Estás loco, Emilio— menciona Joaquín aún sorprendido —¿como crees que voy a hacer eso?.

—Serías perfecto para el papel— explica desesperado —a mi familia le agradaz, eres atractivo, educado y tu sonrisa es perfecta. Tienes que ayudarme por favor te lo suplico, no me dejes morir solo.

—A ver, Emilio esto no es una telenovela, calmate— se aleja un poco —no morirás ni nada parecido. Además tu familia ya me conoce y sabe que no somos novios.

—Si no me ayudas si moriré— menciona con exageración el rizado —¿Sabes como se pondrá mamá al saber que no tengo esposo?. Y mi familia te conoce pero no en persona, solo mi tía y mi primo, pero solo te ha visto por videollamada; a los demás solo les he hablado de ti y con eso les agradaste.

—Emi... no sé— contesta no muy convencido de la propuesta de su amigo.

—Piénsalo bien— el rizado se levanta y se acerca a Joaco —así podrás presumir en tus redes sociales que tienes pareja y callar al imbécil de Liam, ¿qué dices?.

El castaño no puede dar respuesta rápida a esa propuesta. Su sueño siempre ha sido callar a Liam; él siempre lo molestaba en la escuela porque jamás se había conocido pareja alguna del castaño.

¿Como reaccionaría al saber que incluso ya tiene esposo?.

—Te odio, ¿Lo sabías?— dice Joaquín rendido —bien, aceptó.

—Gra-... — el rizado estaba por celebrar pero es interrumpido inmediatamente por el castaño.

—Pero tienes que prometer que me ayudaras a conseguir una pareja— señala mostrándose un tanto amenazador —y no vamos a ser la típica familia de las películas en donde exageran el romanticismo, seremos una pareja normal. Y por último, no nos daremos tantas muestras de cariño.

—Claro, acepto— celebra el rizado —lo último no te lo prometo tanto pero trataré de disimularlo un poco.

—De acuerdo— acepta un tanto preocupado de que esta mentira termine mal.

—Acabas de salvar mi vida así que te la debo— menciona arrojándose a abrazar a Joaquín.

—Me debes más que eso— se detiene a pensar un momento —ah, y una última cosa.

—Dime— detiene su celebración.

—Que mi... familia... no se entere de esto— pide un poco angustiado.

—Si, eso te lo prometo— la seriedad es evidente en los gestos de Emilio.

Emilio sabe sobre la familia de Joaco así que los mantendrá alejados de esta red de mentiras.

—Ahora hay que detallar bien esto— propone Joaquín comenzando a caminar de un lado a otro —los detalles son importantes en las mentiras.

—Creí que para ti, mentir estaba mal— se burla el mayor.

—Lo és— sostiene su idea —mentir está mal... pero mentir mal es peor.

—Buen punto— concuerda el rizado poniéndose de pie —¿Qué les diremos si nos preguntan cómo nos conocimos?.

—Eso es sencillo— responde el oji-miel —en eso hay que decir la verdad así no tendremos que recordar mucho.

—Bien, entonces, nos conocimos en la secundaria— el castaño asiente ante las palabras de Emilio —fuimos novios...

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