ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ sᴇɢᴜɴᴅᴏ: ᴀᴛᴇʀʀɪᴢᴀɴᴅᴏ...

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Personajes y obra original pertenecientes a Hajime Isayama

Esta obra es para ustedes

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Espera, este es mi hogar...

Ruido, ajetreo, carreras, escándalos; bebidas y alimentos; pequeñines y adultos circulando; guardias regados por aquí y por allá. Vida que se abría camino mucho antes de que el Sol hiciese su digna manifestación hasta la caída del crepúsculo y el espectro de las tinieblas cubrieran el cielo diestro a siniestra.

Boletos y visas activados en mano, a la vez que las tiendas de chucherías y recuerdos se aglomeraban con extranjeros y patriotas. El paciente aguarde del próximo vuelo (o no tanto) a su ulterior movimiento a gran o pequeña escala dentro o fuera de la república. Algunas cosas parecían haber cambiado en un buen par de años de no pisar tierras natales y hermanas.

Gigantescos ventanales que adornaban el inmenso sitio otorgaban una amplia vista de la ajetreada metrópolis en el presente y vivo martes. Coches, autobuses y grandes camiones que transitaban la autopista principal dispersándose. Transeúntes, turistas, civiles, empresarios y jóvenes. El verano tan vibrante e impredecible se moraba en cada uno de ellos.

Pequeñas gotas que descendían de los entramados les mostraban el aguacero que azotó la noche anterior la ciudad. De algún modo, se planteaba un bonito paisaje para aquellos que recién arribaban a tierras germanas una vez el vuelo había tocado tierra desde que partió de terreno norteamericano hacía más o menos 15 horas atrás.

El paso apresurado o sereno de los pasajeros desbordando la aeronave empezaba a mezclarse con el resto del gentío. Un par de compinches cargados hasta las narices de maletas y bolsos mantenían un flemático caminar a pesar de que dos o tres chalanes les empujaban las espaldas haciéndoles perder el equilibrio. Pero ¿Por qué tan sosegados? Pues el hermano mayor de uno de los susodichos había recibido dos días atrás la otra montaña de maletas de sus respectivos dueños (prácticamente aprovechándose de su "altruismo").

Rebuscando en sus bolsillos hasta dar con su celular, a su hermanito le llegaba un mensaje del grandote cuya notificación llegó ni bien recibió la dichosa señal en la terminal. Dando una respuesta rápida finalmente ambos se permitieron una pausa en una cafetería que hace mucho no veían; hartos y cansados lanzaron todo su equipaje por aquí y por allá.

-¿Era Zeke?

-¡Si! -respondió el castaño desplomándose cansado en una de las sillas.

-¿Qué decía? -la rubia también tomo asiento frente al muchacho desparramándose.

-Hay un atracón horrendo y le tomará un buen tiempo venir, dijo que esperáramos una hora y media (o dos) más o menos.

-Afortunadamente no le falta mucho -soltó la rubia con una sonrisa sarcástica.

Desperezándose e incorporándose le respondió- Oh vamos, no es tanto. Está agradecido al menos que le aflojaron el día de hoy. Llevaba cómo treinta y pico de horas en servicio.

-¿Pieck lo acompaña?

-Eso si no sé -mencionó sacando su billetera- ¿quieres algo de comer?

-Lo que sea, y un café están bien ¿cargas plata?

-Aún no he canjeado a euros, espero que acepten tarjeta, ya vuelvo.

Una vez el muchacho se fue la rubia se quedó sola con sus pensamientos, merodeando con la vista la terminal que ahora parecía ser un lugar totalmente renovado y extraño.

Agosto vibraba a mediados de mes con su resplandeciente sol e inesperadas lluvias torrenciales o suaves. El drástico cambio entre el abrasador calor de Estados Unidos y la capital alemana y su humedad no pasó desapercibido; las aceras totalmente empapadas y relucientes realzaban el clima casi tempestuoso, y, a su vez veraniego que haría durante el próximo mes y medio hasta que el otoño tintara los árboles de la ciudad.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2022 ⏰

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-ᴀʙ ɪᴍᴏ ᴘᴇᴄᴛᴏʀᴇ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora