CAPÍTULO 1

81 10 18
                                    

2 de septiembre 2020

Esa mañana desperté con mucho calor. La ventana estaba cerrada, pero los rayos de sol entraban con fuerza, así que me levanté de la cama para bajar la persiana. Miré la hora en el reloj que había sobre mi mesilla. Eran las 11:15 de la mañana.

Había un papel al lado. Lo cogí, y vi que era una nota que decía:

"Buenos días Mackenzie: nos hemos ido a llevar algunas cajas con el camión, recoge las que falten y haz la comida para cuando volvamos. Gracias cariño."

Me llevé las manos a la frente y me aparté el pelo de la cara mientras resoplaba. Se me había olvidado por completo.

Era mi último año de instituto, pero nos mudábamos a Hollywood en tres días. A mi padre le habían hecho una oferta de trabajo en la que le pagaban el doble de lo que ganaba ahora, no hubo mucho que pensar.

Al principio, cuando me enteré de que nos mudábamos me encerré en mi habitación durante toda una tarde. No quería irme. Mis amigos, mis lugares favoritos, Logan... No quería dejar todo eso atrás.

Logan era mi novio desde hacía dos años. Nos conocimos en un campamento de verano. Él hacía atletismo, y cada mañana, cuando volvíamos de desayunar pasaba corriendo por delante de la cabaña en la que yo dormía.

Día tras día nos mirábamos cuando él pasaba a la misma hora. Una mañana no pasó corriendo. Pregunté por él a un par de compañeros suyos, hasta que le encontré. Se había lesionado.

A partir de ese día era yo quien iba corriendo a su cabaña para ver qué tal estaba. Teníamos muchas cosas en común y nos hicimos grandes amigos en muy poco tiempo.

El primer día que volvió a correr tras su lesión pasó a la hora de todas las mañanas por mi cabaña, pero esta vez se detuvo. Recuerdo que yo me quedé mirándole confusa. Él se acercó a mí, subió las escaleras de la terraza en la que me encontraba y... me besó. Ahí empezó todo.

Mi hermano mayor, Dylan, me ayudó a entrar en razón en cuanto al tema de la mudanza.

Al fin y al cabo, al año siguiente me iría a la universidad. Habernos quedado en Beaufort solo habría aplazado un año el cambio de ciudad. Además, Logan y yo habíamos acordado intentarlo, y prometió llamarme todos los días.

Dylan llevaba dos años en la universidad de Samfort, en Birmingham. Estudió durante el primer año comercio y marketing, pero decidió que quería cambiar de carrera porque (según decía él) necesitaba un papel más activo en el mundo laboral.

El segundo año se metió a derecho, lo cual no nos sorprendió a mis padres y a mí. Dylan, de pequeño jugaba a ser el justiciero de la familia.

Recuerdo que hacía desaparecer mis cereales si me comía los suyos. Incluso escondía el mando de la tele si no seguíamos los turnos de canales acordados por mamá y papá.

Tras unos minutos sentada en la cama mentalizándome sobre la mañana que me esperaba, me levanté, recogí la ropa sucia y puse la lavadora.

Me di una ducha rápida mientras cantaba I want to break free como si estuviese dando mi propio concierto y con el volumen de la música al máximo.

Cuando salí pasé de secarme el pelo, miré la hora y eran las 12:06, mis padres tardarían poco en llegar.

Mientras me vestía pensaba en qué podría cocinar para todos. Mis dotes culinarias eran bastante escasas, y no podía recurrir a llamar a una pizzería porque era lo que habíamos hecho la noche anterior.

- Piensa Kenz piensa - me dije en voz alta.

Bajé a la cocina y abrí el frigorífico, estaba prácticamente vacío, pero con lo poco que quedaba tuve una idea.

Te Reto A EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora