- Buenos días, señorita, ¿otra vez no llegando a la hora indicada?- Le preguntó el director un poco decepcionado.
-D-disculpe señor director, no volverá a suceder- Lisa se disculpaba mientras daba una pequeña reverencia un poco avergonzada.
- Eso espero, ahora ingrese a su salón que es muy probable que ya estén dando clases-
Lisa asintió varias veces y fue casi corriendo a su clase asignada.
Dudaba si debía entrar o esperar a que su profesor le de la orden de ingresar a su clase.
Afortunadamente vio que su docente estaba de espaldas escribiendo un tema en específico en la pizarra, Lisa escuchó un "tss" por parte de alguien.
Sonrió casi emocionada al ver a Rosé sentada casi en la entrada del salón.
La peliroja le dio una señal de que entrara rápido y que se posicionara en el asiento que tenía detrás de ella.
Lisa dudó un poco pero si no corría ese riesgo, tendría que enfrentar al profesor y sería algo que no podría soportar así que, hizo lo indicado y cuando estuvo ingresando, antes de sentarse detrás de su amiga, se topó con la cara de aquel chico de cabellos negros y con una mirada muy oscura, abrió su boca sorprendida y tropezó con la carpeta que justamente era en donde se iba a sentar y cayó junto con su mochila.
!Oh, cielos!
¡Qué vergüenza!
Pero antes de que el profesor de literatura voltee hacia aquella dirección, la peliroja sostuvo la mochila de su amiga y la puso en el asiento de la mencionada lo más rápido que pudo.
- ¿Lisa? -
Maldita sea.
El profesor la descubrió.
Ella estaba dispuesta a levantarse y pedirle disculpas a su docente por -de nuevo- llegar tarde pero no contó con lo próximo que diría aquel hombre.
- Está bien señorita, a la próxima tenga más cuidado, siéntese -
La pelirubia se quedó en un tipo de trance que duró solo unos segundos.
¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO SE HAYA DADO CUENTA QUE RECIÉN ACABABA DE LLEGAR?!
Debería de sentirse feliz pero fue todo lo contrario.
Se sentía extraña, y no solo por lo del docente, sino también por el motivo por el cual ella haya caído de esa forma.
Hizo una reverencia y se sentó en la carpeta que le corresponde. Por instinto, voltea su cabeza y se topa con los ojos oscuros y vacíos de ese tipo.
Desde que volteó a observarlo, él nunca dejó de mirarla con una expresión seria.
Le daba escalofríos.
No quería estar ahí.
De pronto le dieron ganas de vomitar.
Se paró y le pidió permiso a su docente para que puede ir al baño.
La clase siguió hasta que llegó la hora de receso.
Guardó sus cuadernos y libros en su casillero, y en eso se encuentra con Rosé
- Oh, Lisa! - Le da un abrazo y la vuelve a mirar
- Hola Rosé, ¿cómo amaneciste? - Le pregunto
- Muy bien, porque soñé con el chico lindo que te conté ayer - Respondió perversamente, Lisa solo rió -¿Y tú? - Ella dejó de reír y miró hacia abajo como si el suelo tuviera algo interesante.
