7. Sigue intentado

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—¿Por qué la cara larga? Creí que estabas ansiosa por saber mi siguiente método. —Ömar sonríe abiertamente mostrando sus dientes perfectos y blancos.

—Se supone que tendría cinco días de descanso después de tus amorosas caricias —se sienta a mi lado en la cama y yo me cruzo de brazos con un gesto de irritación.

—¿No querías verme? —Niego con la cabeza—. Eso es muy grosero de tu parte damiya.

—¿Qué es esa palabra?

—¿Damiya? Es árabe. —Ruedo los ojos y los pongo en blanco.

—Lo creas o no supuse que era árabe, porque ¡oh casualidad, tú eres árabe!

—En serio estás muy grosera hoy ¿Qué te he hecho para que te comportes así?

—¿Me lo preguntas de verdad? Probablemente yo esté siendo grosera pero tú no eres la persona más inteligente del mundo. —Abre los ojos mucho sorprendido por lo que acabo de decir.

—Manejo el imperio petrolero de mi padre mejor de lo que él lo hizo, me considero lo suficientemente inteligente.

—Quizá para los negocios, pero no para tratar a las personas.

—¿Lo dices por lo que pasó en la sala tres? —acerca sus labios a mi oído y desliza los dedos por mi cuello haciéndome estremecer.

¿Otra vez con las reacciones estúpidas Nath?

—Dime Cherry, ¿Cómo quieres que te trate? —murmura en una suave voz ronca que me corta la respiración.

—Como quieras hacerlo, después de todo soy una puta y mi obligación es satisfacer tus fantasías ¿No?

Sé que estoy siendo una perra desagradable, pero me irrita tanto la presencia de este hombre. Quiero odiarlo con todas mis fuerzas como odio al resto de la humanidad y simplemente no puedo.

Aunque me cabreó que Alek haya aceptado que Ömar viniera a pesar de mis días de descanso mi corazón brincó en mi pecho de saber que lo volvería a ver tan pronto, eso no es algo propio de mí y tener este tipo de reacciones me fastidian.

Por si fuera poco eso, sentir el roce de sus dedos en mi cuello y la sensación de su cálido aliento sobre mi piel me perturba de una manera incomprensible.

¿Qué mierda me está pasando con este sujeto?

—Veo que hice mal viniendo para saber cómo estabas, te ofrezco una disculpa si te molesté, no volveré hacerlo —se pone de pie y cierra los botones del saco, el corazón se me acelera brutalmente en el pecho.

No te vayas.

—Espera Ömar. —Se gira hacia mi con una expresión helada en el rostro—. Discúlpame, es solo que tuve una mala noche, estoy adolorida, cansada...

Estresada por como reacciona mi cuerpo cuando estoy contigo.

—¿El dolor no te dejó dormir?

—No. —Decido que lo mejor es no contarle lo de la elección, no sé qué tipo de relación tiene con Alek y si le dirá algo de lo que sucede entre nosotros.

Busca algo en su maletín, ni me había percatado que traía uno, se ve tan pulcro e impecable cómo Ömar ¿Cómo puede estar todo el tiempo perfecto? Regresa a la cama y trae consigo dos tubos similares a los de la pasta dental pero más grandes, uno blanco y otro grisáceo.

—Desnúdate. —Su voz suena tan varonil que ni siquiera puedo resistirme a cumplir con lo que me ha ordenado—. Ponte boca abajo sobre la cama.

Se deshace de su ropa con la elegancia de movimientos que me hipnotizan, esta ocasión si se quita el pantalón revelando un bulto de buen tamaño escondido detrás de la tela del bóxer negro, ojalá se quitara los calzoncillos para comprobar si su miembro está tan grande como aparenta y si es tan bonito como todo Ömar es.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora