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A pesar de que era verano el clima se encontraba muy frío. Era tarde, pero se suponía que sería una soleada y llena de vida, no una tan fría y triste. El ambiente se sentía extraño y angustiante, las personas tenían un aura aburrida y para Doyoung esto era algo que podía notar a la claridad. Más aún sí él era el que más angustiado estaba.

Ya habían terminado sus clases del día de hoy y justo ahora se dirigía al parque para encontrarse con Johnny, él lo iba a ayudar a pegar los afiches en busca del paradero de uno de sus más grandes amigos, Taeyong.

Cada vez que él iba a pegar afiches solo se sentía demasiado observado, sentía como si alguien lo vigilara desde que sale de su casa a la Universidad, hasta cuando llega al parque y se regresa a su hogar. Él realmente se sentía como una presa, como un conejo indefenso que siempre tenía que estar alerta para que el cazador no lo atrape y eso no se sentía para nada bien.

Él pensaba que esto ya no iba a pasar, él realmente pensaba que por fin él lo había olvidado y que por fin lo iba a dejar en paz.

Que equivocado estaba.

Quería ser libre, es lo que más deseaba, pero al parecer eso no era algo que iba a pasar.

— ¡Doyoung! ¡por aquí!

Se desconectó de todo pensamiento que antes tenía para dirigir su mirada hacia la dirección de donde provenía esa voz que tan bien conocía. Caminó hasta llegar al lugar donde se encontraba Johnny y lo saludó con una reverencia, mientras que su contrario optó por abrazarlo fuertemente.

— Johnny, me estás...asfixiando— trató de moverse de los brazos ajenos.

— Ah, perdón— soltó al contrario de inmediato.

Doyoung trataba de regular su respiración, Johnny solo reía al verlo así, se veía gracioso.

— Por un momento pensé que no vendrías, te estabas demorando.

— Ya sabes como es la universidad, no te sorprendas.

El pelinegro comenzó a sacar los afiches de su mochila y se los pasaba a su contrario. Agarró unos cuantos y por último sacó una cinta para pegar los afiches.

— Hay que pegarlos en diferentes lugares, yo estaré por aquí y tú anda por ese lado— señaló hacia su izquierda donde se encontraba un pequeño local de comida.

Johnny asintió y agarró un poco de los afiches que su contrario le había entregado. Le dio lo que sobraba y sonrió.

— Nos encontramos en un rato ¿sí? no te pierdas sin mí eh.

Mencionó el castaño entre risas para así después partir a donde le había indicado su amigo.

El pelinegro hizo un puchero y frunció el ceño algo fastidiado por eso. Bufó un poco y comenzó a pegar los afiches.

Pegó dos afiches en cada poste de luz que veía, también en algunas paredes y una que otra silla. Incluso les daba algunos a personas que pasaban por ahí para preguntarle si habían visto a su amigo. Lastimosamente todas las respuestas eran negativas.

Cabizbajo, Doyoung seguía pegando afiches como un robot. Se sentía triste, demasiado triste al no saber nada sobre su mejor amigo. Hasta ahora se seguía preguntando que le había pasado realmente.

Aunque tal vez, solo tal vez lo sepa.

Terminó con todos los afiches pegados y se dirigió hacia el punto de encuentro entre Johnny y él. Una vez estando ahí se recostó en un gran y grueso poste. Cerró los ojos por un rato y esperó.

Hubiera estado totalmente tranquilo sí no fuera por que sentía como alguien lo miraba intensamente. Abrió los ojos en alerta y observó por todo su campo de visión.

Nada, no había nada ni nadie ahí ¿entonces por qué sentía tal sensación?

Asustado, volteó la cabeza y la pegó al poste para volver a cerrar los ojos, pero otra vez sintió la misma intensidad de antes. Alguien lo miraba como sí quisiera atravesar su ser entero y eso le ponía los pelos de punta.

Se separó completamente del poste y comenzó a mirar con terror todo el lugar. Su respiración comenzó a ser irregular, sus vellos se pusieron de punta y sentía que en cualquier momento se iba a desvanecer.

Él estaba aquí, él lo estaba acechando de esa manera, era él quien lo miraba con tal intensidad.

Su pecho subía y bajaba con tanta rapidez que llegó a asustar al castaño que por fin había llegado. Johnny se acercó con sutileza y tocó el hombro de su amigo asustado.

En respuesta, Doyoung dio un respingón en su lugar y sus ojos se abrieron en demasía mientras volteaba a ver a su imprudente amigo.

— M-me asustaste, no hagas eso.

— Ah, perdón— se acercó al pelinegro con curiosidad y el contrario retrocedió.

— ¿Pasa algo? te ví demasiado asustado hace un rato.

Doyoung negó rápidamente y trató de calmar su respiración. Una vez lo logró pudo mirar a los ojos a su amigo.

— Estoy bien, sí, no te preocupes— formó una sonrisa incómoda mientras bajaba un poco su mirada.

Johnny ladeó su cabeza y alzó una ceja, no le creía, pero lo iba a dejar pasar por esta vez.

— Como digas, será mejor irnos ya, está anocheciendo.

Doyoung asintió y los dos tomaron rumbo a diferentes lugares. Uno estaba asustado por lo que había sentido y el otro solo estaba pensado en que cosa hizo que su amigo se pusiera de tal manera.

ㅡ𝙉𝙤 𝙗𝙖𝙟𝙚𝙨【Johnil】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora