Capítulo 1. Tras la explosión.

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El ruido de la explosión se escuchó desde el distrito de la Academia, hasta lo más profundo del foso de La Señal. El mundo pareció contener el aliento para que todos pudieran escucharlo; por un instante, todos los mecanismos se pararon, los engranajes dejaron de tirar, hasta la manecillas de los relojes enmudecieron. Todo el mundo, tanto el Piltover como en Zaun, recordarían por siempre dónde estuvieron la noche en que el edificio del consejo fue destruido.

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Vi ya no pudo sostener a Caitlyn con quien cargaba penosamente de vuelta a la ciudad del progreso cuando la vigilante pareció quebrarse en mil pedazos, afónica de tanto gritar, tratando de zafarse del agarre de la pelirrosa hasta que ambas cayeron al suelo.

NO! ¡SUELTAME, VI TENGO QUE IR CON...CON...TENGO QUE!

-No puedes hacer nada por ellos, Cait.- le devolvió la zaunita, cogiéndola de los hombros y poniéndose sobre ella. Necesitaba calmarla, pero la de piltover estaba...rota.

-QUITA MALDITA SEA, ¡TODO ES POR TU CULPA!- le gritó la vigilante fuera de sí y aquellas palabras golpearon a la zaunita en lo más hondo de su corazón.

Ya había oído esas palabras antes...de su propia boca, pero era ella quien se las había dicho a otra persona...a su pequeña Powder, tantos años atrás. Los ojos de Vi no pudieron guardar ya más lágrimas y éstas empezaron a surcar sus mejillas pero no cejó en su empeño de sujetar a la Kiraman contra el suelo.

-Lo sé. -dijo en un tono casi inaudible. Abrió los ojos, pues los tenía fuertemente cerrados- ¡Por mi culpa he perdido una hermana hoy, no voy a perderte a ti también!

Y ese grito desconsolado y agónico de la zaunita fue lo que sacó a Caitlyn de su estado lo suficiente como para fijar la mirada en la chica que tenía encima. Y entonces lo vio...la pérdida, el dolor...la culpa. Caitlyn rompió entonces a llorar, dejó de debatirse contra los fuertes brazos de Vi y dejó caer su cara a un lado, donde empezó a formarse un pequeño charco.

-Lo siento yo...yo no...-empieza a disculparse la del pelo azul, pero las palabras morían en sus labios. 

-Es igual. Es la verdad.- la interrumpe Vi,  relajando su agarre, apoya el codo en el piso para luego quitarse de encima de la vigilante y dejarse caer a un lado de ésta. Ambas quedaron tumbadas en el frío y sucio suelo de Zaun mirando al cielo donde aún se veía la estela del cohete lanzado por Jinx con la tecnología hextech robada.

Pasaron así largos minutos, calladas, empezaban a oírse los ruidos de las alarmas, sirenas de los vigilantes, ambulancias desde el otro lado del puente. Pero ellas no eran capaces de moverse, moverse implicaba aceptar la realidad de lo que había ocurrido, iniciar un camino sin retorno hacia lo que significaba, lo que cambiaría en sus vidas y las de todos a los que querían.

-Nada volverá a ser como antes.- murmuró Caitlyn sin despegar la vista del oscuro cielo sin estrellas.

-...debemos aceptar la...nueva versión de las cosas.- respondió Vi, como si terminara las últimas palabras que Jinx le había dedicado.

La vigilante giró un poco la cara para ver la de su compañera. Su mano se deslizó por el suelo hasta alcanzar la suya y entrelazar sus dedos con los suyos. La de Zaun no rechazó el contacto, moviendo un poco la muñeca para poner su palma contra la de Caitlyn.

-¿Qué vas a hacer?- era una pregunta estúpida y la del pelo azul lo sabía, pero no encontraba otra forma de abordar la situación. Su cerebro le exigía empezar a prepararse...para lo malo y también para lo peor. Porque ya no había nada bueno que esperar.

Arcane. Más allá del deber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora