Delicate

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La lluvia caía afuera, el viento soplaba contra la ventana, dejando saber a Raven que la tormenta estaba lejos de terminar. La luz se había ido hace casi una hora, pero no encontraba en sí la más mínima preocupación por ello. Todo lo que hizo fue encender una vela grande y colocarla en el medio de la mesita frente al sofá, y se sentó junto a ella en el suelo. Llevando sus rodillas a su pecho, abrazándose.

Apenas se había movido desde que se apagaron las luces, pero no era como si hubiera mucho que hacer. Acababa de llegar esa misma mañana después de pasar un par de meses con Constantine. Se suponía que ese sería un día tranquilo y relajante, pero no esperaba pasarlo completamente sola, sentada en el piso de su sala.

No es que tuviera planes con nadie.

Y la única persona que su mente podía conjurar, anhelando su presencia, era la única que no debería estar allí.

Raven soltó un profundo suspiro en el momento en que la silueta de esa persona apareció en su mente. Estar atrapada sola en su apartamento, sin nada más que el sonido de la tormenta afuera para acompañarla, no la tranquilizaba en absoluto.

Todo lo que quería era seguir viviendo su vida de la manera más normal posible, lo que fuera normal para ella. Pero desde que él apareció en su vida hace un año, profesando tener sentimientos profundos por ella, sintió que su corazón, mente y cuerpo se volvieron un desastre.

Ella lo intentó, realmente trató de ignorarlo. Era una tontería escuchar todas las palabras que él profesaba, y siguió haciéndolo durante un tiempo hasta que un sentimiento de indagación llenó su alma y, como pocas veces en su vida, se permitió sentir.

Y ella nunca se había sentido mejor.

Era como si ella fuera un rompecabezas y sólo él supiera cómo resolverlo. Se sentía libre en sus brazos, cruda y vulnerable como nunca antes. Lo que había pensado que era solo un deseo carnal del hombre de 25 años terminó siendo, lo que estaba segura que era, el amor de su vida.

Lo entendió de una manera que nadie pudo. Eran tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo. Hizo que ella deseara sucumbir a su lado más oscuro mientras se sentía la persona más fuerte del mundo.

Solo él parecía entender lo que era tener oscuridad a tu alrededor y arraigada profundamente en ti, sin que esta sea parte de ti. Su corazón se retorció de dolor dentro de su pecho, cuando el vacío de la habitación comenzó a sonar fuerte al pensar en el hombre de ojos verdes.

Se había sentido con el corazón roto antes, pero nunca así. Ella había amado antes y también había renunciado al amor. Pero la pérdida de este nunca llegó a pesarle tanto ya que apenas había probado el dulce néctar del amor.

No puedes perder lo que nunca tuviste.

Esas fueron las palabras que resonaron en su mente a lo largo de los años, pero ahora todo era diferente.

Se había entregado a los deseos de su cuerpo y alma, descubriendo nuevas emociones y sensaciones que nunca hubiera creído que fueran posibles sentir. Irreal. Así se sentía todo con él, irreal y lleno de amor.

Pero ahora, todo era tan real que dolía mientras se sentía vacía por dentro. Sintiendo como su alma se desvanecía en el aire junto con la vela frente a ella.

De repente, Raven levantó la vista cuando creyó escuchar un crujido casi inaudible desde la ventana. Pero lo único que se podía ver a través del cristal del salón era la lluvia que caía con mayor intensidad que hace unos minutos.

Y aún así, se las arregló para sentir que el sonido provenía de su dormitorio. Pero ella no movió un músculo. Su pecho se sintió pesado cuando se dio cuenta de quién se coló por la ventana, y ahora estaba de pie a solo unos pies del sofá detrás de ella.

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