11. Alianzas

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Abrí los ojos y estaba sola en una vieja casa. Una niebla hacía que viera borroso, pero me podía orientar. Estaba en una pequeña habitación sin ventanas y la puerta era de metal. Fui a moverme y, en ese instante, me dí cuenta de que tenía unas cadenas que me mantenían unida a la pared.
Una sombra hizo que me pusiera en alerta.
- Clarissa, bienvenida a la manada - me habló una voz pero no conseguí reconocerla.
- ¿Quién eres? - pregunté con una voz entrecortada.
- Soy tu Alfa.
La persona que me estaba hablando se acercó más a mí. Parecía el encapuchado que me convirtió. Sólo conseguí ver una boca, se torcía en una sonrisa que mostraba unos grandes y afilados dientes.
- Ya eres mía - me dijo mientras posaba sus garras en el lado izquierdo de mi cuello.
El pulso me iba cada vez más rápido. Alcé la mirada y me dí cuenta de que la siniestra boca pertenecía a Ryan.
Ahogué un grito justo en el momento en el que me atravesaba la garganta con sus garras.

Me desperté jadeando y con el corazón a punto de salirse de mi pecho. Me intenté relajar. El sueño que había tenido había sido muy extraño y demasiado real. Me levanté de la cama y fui al baño. Miré mi reflejo en el espejo. Parecía igual físicamente pero sabía que no era la misma. Mis ojos eran los mismos de siempre, salvo por unas manchitas doradas que rodeaban mi pupila. Comencé a examinarme, abrí la boca y me quedé mirando mis colmillos. Eran como los de una persona cualquiera. Intenté concentrarme, quería tener la posibilidad de usar mis nuevas características cuando quisiera. Estuve como quince minutos, pero no sucedió nada. Iba a salir del baño, cuando me dí un golpe en el pié y, con todo el dolor que sentía y la rabia acumulada, le dí un golpe a el lavabo. Dejé una pequeña marca sobre el mármol. Rápidamente miré mi reflejo en el espejo, y allí estaban. Unos colmillos me sobresalían de la boca y mis ojos eran prácticamente dorados. Lo había hecho.

Cuando ya me había cambiado, y relajado, salí al salón para desayunar y después irme al instituto. Al llegar a la sala me encontré con Scott. Me puse tensa inmediatamente. ¿Qué se suponía que tenía que hacer?
- Hola - me saludó.
- Hola - le respondí.
Estábamos en un silencio incómodo cuando apareció Sam. Me cogió del brazo y me llevó a la puerta con ella.
- Hoy nos vamos las dos solas - avisó a los demás mientras cogía las llaves y abría la puerta.
Salimos y nos metemos en el ascensor para bajar al aparcamiento.
En el ascensor estamos en silencio. La mirada seria de Sam me perfora poco a poco, poniéndome cada vez más nerviosa.
Salimos del ascensor y llegamos a los aparcamientos. La seguí sin decir palabra. Nos montamos en el coche, pero no lo puso en marcha. En vez de eso, se giró y me miró con una mirada muy profunda.
- Clary, sé lo que eres - me confesó sin dar rodeos.
Me quedé sin palabras. No sabía lo que hacer y el nerviosismo aumentó por todo mi cuerpo.
- Sé que estás asustada pero puedes confiar en mí.
Estaba un poco confundida, ¿qué quería decir con eso?
- Sam, no entiendo nada - le dije sinceramente.
- Tranquila, - me contestó mientras arrancaba el coche. - sé que es difícil de comprender pero es necesario que lo sepas.
- Saber... ¿El qué?
- Mira, Scott y yo formamos parte del clan de Los Aliados. Este clan se fundó siglos atrás, cuando una tribu vikinga vio por primera vez a un ser sobrenatural, eran una manada de hombres lobo que buscaban comida. Entre ellos hicieron un pacto, los humanos los defendían y guardaban su secreto, mientras que los licántropos les ofrecían medios para ser más... poderosos, por llamarlo de alguna forma, que los demás humanos. Desde entonces, somos como unos intermediarios entre todos los sobrenaturales y evitar cualquier tipo de problemas.
- Entonces... ¿Sabes algo de mi Alfa?
- Lo necesario para saber que es peligroso - hizo una pausa mientras giraba para llegar a la calle del instituto. - En el accidente de hace unos días no hubo ningún asesinato. La policía piensa que sí, pero nosotros hemos averiguado que tu Alfa convirtió a alguien. No sabemos quién es todavía. Tienes que estar muy pendiente Clary, no te puedes fiar de nadie.

Llegamos al aparcamiento y desde la ventanilla vi a Ryan. Estaba apoyado en el tronco de un árbol. Inconscientemente, salí del coche y me dirigí hacia él. Cada vez que me acercaba un poco más, mi corazón se aceleraba. No habíamos hablado después del beso y en el interior sabía que estaba nerviosa.
Ryan me vio y me dirigió una pequeña sonrisa. Mis pasos eran decididos pero se hacían más inseguros cada vez que me acercaba un poco más a él. Lo miré a los ojos y me sorprendí al ver que eran diferentes, no estaba segura en qué. Terminé por no echarle cuenta a ese detalle.
- Hola - me saludó cuando me paré a su lado.
Iba a saludarle cuando el timbre sonó. Solté un pequeño chillido, mis oídos me dolían. Noté un brazo rodeando mis hombros. Era Ryan.
- Tranquila, te acabarás acostumbrando.
El dolor no había cesado pero, por lo menos, ya no sonaba la campana.
Ryan me empujó ligeramente prácticamente indicarme de que comenzara a andar. Pensé que me llevaría a la clase pero, en vez de eso, me lllevó hacia su coche.
Me senté en el asiento del copiloto. Ryan arranca el coche y me sorprende ver que coge un camino que no conocía.
- ¿A dónde vamos? - pregunto intrigada.
- A mi guarida de científico malvado.
Me río por su comentario.
- No me lo vas a decir, ¿verdad?
- Verdad.
El camino nos adentra en una parte del bosque que no conozco. Los árboles son más altos y hay una niebla, no muy espesa, que rodea a los árboles.

Minutos más tarde, llegamos a un pequeño claro donde hay varias motos. Nos bajamos del coche y nos adentramos en el claro hasta llegar a un pequeño montículo. Ryan aparta un arbusto. Al apartarlo, puedo distinguir una puerta en la que Ryan introduce una llave.
- Adelante - me dice mientras se aparta.
Dudo un momento pero, finalmente, me adentró en la especie de madriguera.
Comienzo a andar pegada a Ryan por un estrecho pasillo. Las paredes estaban hechas de madera y se podían ver algunas raíces que las atravesaban. El pasillo terminó en una sala espaciosa que estaba iluminada por lámparas con una luz con un tono azul.
- Luzmágica - me susurró alguien.
Me dí la vuelta inmediatamente y me encontré con dos colmillos que sobresalían de la boca sonriente de un chico con piel pálida que contrastaba con sus ojos y su oscuro cabello.
- Clary éste es Alexander - lo presentó Ryan mientras le pasaba el brazo por los hombros.
- Encantada Clarissa - me saludó el chico mientras hacía una reverencia.
- ¿Eres un vampiro? - pregunté extrañada.
- No sé de qué te sorprendes monada, tú y tu amigo sois licántropos.
- Supongo que Ryan no te ha explicado nada al respecto, ¿verdad? - comenzó a decir otra voz que venía del centro de la sala. Al girarme pude ver que venía de una chica que estaba sentada en el borde de la mesa. Ella, a diferencia del vampiro, era morena y con un cabello largo de un color anaranjado.
- Clary, ella es Sei, una bruja - aclaró Ryan.
- Entonces ¿qué es esto? - pregunté confusa.
- Nosotros y otros sobrenaturales formamos parte de la Propiquus Alliance. Nosotros hacemos nuestras propias leyes y estamos en desacuerdo con que el poder recaiga sobre humanos, por mucho que hayan hecho un juramento - explicó Alexander.
- Nuestro deber es que el resto de la humanidad no nos descubran - agregó Ryan. - Y si tenemos que acabar con los Aliados, tendremos que hacerlo.
Me quedé de piedra. Acababa de decir se iba a matar a todas esas personas y eso incluía a Scott y Sam.
- ¿Vais a matarlos? - pregunté con u tono seco y distante.
- Sí, pasa ¿algo? - preguntó Sei con una mirada que encerraba un creciente odio.
- Pues sí que pasa - respondí alzando la voz. - ¿Acaso sois unos sanguinarios? ¡Vais a matar a personas por poder! Estáis mi equivocados si queríais contar conmigo, porque me voy.
Me giré para volver al túnel, cuando Alexander apareció delante de mí.
- Tú no vas a ningún lado, monada - me dijo antes de que me golpeara haciendo que cayera al suelo.
Lo último que vi fueron sus ojos, eran extraños y tenían algo que me extrañaba. Me acordé de los ojos de Ryan, eran los mismos. En ese instante me dí cuenta de que no eran quien decían ser.

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Nuevo capítulo :) siento la tardanza y espero que os gustee. Ya se pone interesante y tengo muchas ideas en mente.

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