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EL PRIMER INTENTO DE ELIZABETH ERA UNA FLOR DE VERBENA PARA JASPER, la cual tuvo que suplantar al perfume con destino a Rosalie debido a que se le dificultaba coincidir con la rubia en los últimos días. Tuvo que cambiar de estrategia y la visita al invernadero era la oportunidad perfecta.
La mañana estaba fresca, Bella y Liz se encontraban de pie a un lado del vehículo grisáceo de la morocha, alejadas del resto.
—¡Mírate! —exclamó Mike apareciendo de la nada junto a Eric y Tyler—. Estás viva.
—Sí. Falsa alarma, supongo.
Los tres adolescentes se removieron en sus lugares, incómodos, después de unos segundos de silencio.
—Liz, ¿Podríamos hablar? —parpadeó confusa hacia el rubio y el pelinegro, pero decidiendo aceptar tomaron distancia de Bella y Tyler.
—¿Qué pasa?
—Nos preguntábamos si... Bueno..., si tal vez tenías la intención de invitar a alguno de nosotros al baile.
—¿Y–o? —balbuceó, demasiado sorprendida para ser diplomática.
—¡Por supuesto! Eres fenomenal —exclamó Eric, intentando lucir tranquilo pese a que la postura demostraba lo contrario.
Elizabeth recobró la compostura e intentó ofrecer su sonrisa más cálida.
—Vaya, me siento halagada que hayan pensado en mí, pero...
—Me temo, que ya Elizabeth se ha adelantado a elegir un acompañante —Jasper Hale se materializó a su derecha, tratando de esbozar una sonrisa, que apenas llegó a ser una a medias.
Gilbert captó al segundo. —Sí, lo lamento, muchachos, pero tenía a Jasper como compañero en historia y no pude evitar preguntarle —se encogió de hombros—. Pero, tal vez Jessica y Ángela estén felices de preguntarles.
—Oh. Bueno, quizás la próxima vez —Eric fue quien se llevó a su amigo arrastrando su cuerpo por la camisa.
—Gracias, Jasper, no tenías qué interceder —se llevó sus dedos a sus labios, sonriendo con dulzura.
—Fue un placer ayudar a una damisela en apuros —se inclinó en una reverencia, Elizabeth siguiendo su juego.
—Ten, como muestra de mi agradecimiento —sacó su brazo de detrás de su espalda, tendiendo al rubio un regalo envuelto en tela.
