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Las conversaciones entretenidas entre grupos no tardaron en surgir nada más el autobús fijó su rumbo al misterioso lugar de entrenamiento y arrancó. Por ejemplo, Yaoyorozu, Jirō y Kuroki seguían en su animada charla en sobre temas triviales.
—Es verdad que tu padre es uno de los héroes profesionales más reconocidos —decía Kyōka con una notoria ilusión —. ¿Sabes? Me encantaría conocerlo en persona, es una gran inspiración para mí.
—Guau, ¿enserio? —preguntó Akira. Kyōka asintió como si fuera lo más obvio del mundo. Realmente... le sorprendía lo popular que llegaba a ser su padre aveces, aunque lo entendía; era uno de los grandes entre grandes, alguien famoso por superar claramente sus límites y un ejemplo a seguir para todos aquellos que tenían dones destructivos; era el grito de guerra encarnado que te decía que podías ser un héroe a pesar de tus defectos, a pesar de tu quirk.
—Sería un honor conocer a Beast Soul —Akira percibió ese brillo de adoración en los ojos de Kyōka Jirō y se sintió orgullosa de su padre. Para qué mentirse, él siempre fue una inspiración para la ojiazul también... siempre fue esa luz que le incitaba a aguantar las burlas, a soportar toda la mierda. Él y su madre... su madre...: su recuerdo pasó fugaz por su memoria. La echaba tanto de menos...; cuando pensaba en lo ocurrido años atrás, aún había veces en las que sentía esa opresión en el pecho, ese vacío... y aún quedaban las pesadillas.
Stain... La ira que sentía al pronunciar ese nombre, la ira que sintió cuando salió en su busca tras el asesinato de Enchantress, la ira que sintió cuando le encontró. Su pasado jamás desaparecería, no, por mucho que tratara de intentarlo el muy maldito de Stain se había encargado de fijarlo a fuego con la cicatriz en su ojo derecho.
Akira sacudió la cabeza e intentó cambiar el tema "adoración a héroes" por uno más divertido.
—En ese caso, ¿qué os parece si este fin de semana venís a mi casa? He pensando... que podría ser la oportunidad perfecta para conocernos mejor.
—¿Como una fiesta entre amigos? —sugirió Momo, interesada en la idea —. Sin duda es el plan genial para un fin de semana.
—Sí, cuenta con nosotras —decretó Kyōka.
—¿Alguien ha dicho fiesta? —saltó Eijirō, con la oreja puesta en conversaciones ajenas parecía. Solo captaba lo que le interesaba: sabía gastárselas el pelirrojo traicionero eh... Akira rió burlona por la transgiversia de "venir a mi casa" a "fiesta en mi casa" —. ¿Nos podemos apuntar?
—¡Pues claro! —aceptó Akira —. Creo que mi padre no tendrá demasiados problemas. Total... siempre dice que debería llevar amigos a casa...
