8. ¡𝙌𝙐𝙀 𝙀𝙎𝙏Ú𝙋𝙄𝘿𝘼 𝙁𝙐Í!

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Al llegar a la que supongo que era su casa Poché estacionó y apagó el auto para después voltear y verme con una mueca —Eh... Llegué hace dos días al país, así que tengo algunas cajas sin desempacar aún. Eso no afecta ¿Verdad? — preguntó dudosa mirando a mi niño y hay entendí por dónde iba el asunto.

Le sonreí agradecida.

—No Poché, no te preocupes, aún no camina — le expliqué y ella soltó un suspiro de alivio.

—Ok, de todas maneras prometo que ya mañana estará todo en su sitio — reí al ver lo adorable que se veía y ella con una pequeña sonrisa se bajó del auto para después venir por mi — Ven, con cuidado no te vayas a golpear en la cabeza — ella con cuidado me tomó en brazos y agache un poco la cabeza para no golpearme.

Poché cerró la puerta del auto con el pie y le puso el seguro para después abrir ágilmente la puerta de su casa y ahí ví por qué el alivio en su rostro cuando le dije que Daniel aún no caminaba, Poché aún tenía varias cajas sin desempacar — y al decir varias quiero decir muchas así que ustedes se imaginarán.

Poché aún conmigo en brazos camino por dentro de ella hasta que llegó a unas escaleras las cueles subió y llegamos al segundo piso donde ella entro en una de las habitaciones y suavemente me dejo sobre la cama de esta.

—Esta es mi habitación, es la única que está disponible así que ustedes dormirán aquí hoy — abrí los ojos como platos a escucharla y comencé a negar con la cabeza.

—No María José, eso sí que no — dije sería y ella suspiró.

—No te estoy pidiendo opinión Calle — dijo del mismo modo y me quedé sorprendida — tienes un niño, así que tú dormirás aquí con el — volvió a decir.

Suspiré.

¿Por qué ella era tan terca?

—Yo.... ¿Podría darme un baño? — pregunté avergonzada.

Poché me sonrió tiernamente — Claro que si, en el baño hay cualquier cosa que puedas necesitar — le sonreí aún avergonzada y mire a Daniel — yo me encargo de el — la mire y ella me guiñó un ojo — dámelo anda — le entregué al niño — te espero abajo — asentí y ella salió por la puerta con mi hijo en brazos que al parecer le encantaba estar con la peliazul.

Al encontrarme sola en la habitación suspiré con tristeza. Cómo pude me levanté de la cama y ya el dolor de mis pies había disminuido un poco así que con dificultad caminé hasta el baño de la habitación.

Mientras me veía en el gran espejo de este, observé mi pálido rostro, mis ojos rojos y mis labios resecos, estaba horrible. Ya no había nada de la Daniela Calle de hace un año. Mi cabello estaba desordenado y muy reseco. Con tristeza me quite la sudadera que llevaba y me quedé en sujetador, también quité el pantalón que tenía y al quedar completamente en ropa interior la depresión se apoderó de mi.

¿Por qué he sido tan cierta todo este tiempo?

¿Por qué me aferre tanto al amor de Samuel cuando el lentamente me estaba destruyendo?

Me adentre bajo la ducha y dejé que el agua fría y helada cayera por mi cuerpo para después darle paso al agua caliente. Al estar ahí no pude evitar llorar, esa desagradable escena de Samuel en la cama con “mi mejor amiga" no salía de mi cabeza y me estaba atormentando.

¿Por qu fui tan ciega al no verlo?

¿Por qué me deje humillar de ese modo?

Al abrir mis ojos observé los hematomas en mi cuerpo que aún dolían, ya los morados eran más evidentes. Mi cuerpo estaba demasiado delgado, mis costillas y clavículas se marcaban más de lo normal y ya no tenía aquella figura de hace unos años atrás.

Lloré más al saber que yo nunca le importe, nunca le importo mi amor desinteresado hacia el, ni siquiera me respetó un poco y se fue a ponerme los cuernos a otra parte, yo nunca signifique nada para el y duele darme cuenta ahora.

¡Joder!

¡Que estúpida fuí!

Ahora y antes también.

Tomé decisiones equivocadas, que aunque no me arrepiento de ellas se que pude haber echo algo diferente, yo no me hubiera aferrado tanto a un amor inexistente como el que creí que Samuel sentía por mi, no lo hubiera amado como lo hice, no le hubiera entregado tanta confianza a una persona tan miserable como el, no le hubiera dando tanto cariño y confianza a una persona tan falsa como Lucía. Ninguno de ellos merecían nada de mi.

Después de llorar un buen rato en la ducha salí un poco más serena, tenía que estar bien para mi niño, el si me necesitaba y sabía que el nunca me iba a fallar.

Me volví a ver en el espejo y un suspiro salió de mí, tomé uno de los cepillos de ahí y comencé a peinar mi cabello, con calma, lo peine como tenía tiempo que no lo hacía. Me eche crema de cuerpo y en ese lugar me juré no volver a descuidarme por alguien que no lo merece.

Me enrrollé en una toalla y cuando iba a salir de la habitación recordé que yo no tenía nada de ropa, ni Daniel tampoco. ¡Joder! Poché ya había echo mucho por nosotros y la vergüenza de seguir molestandolá cuando seguro tiene cosas más importantes en las que preocuparse me estaba afectando un poco. Sentía pena y mucha vergüenza al estar en esta situación con ella cuando en el pasado se que le hice daño.

Yo no merecía nada de esto.

Salí dispuesta a tragarme eso y a pedirle que por favor me prestará algo para ponerme, pero cuando salí había una muda de ropa en la capa con una nota encima.

Supongo que el idiota ese no te dejo ni siquiera sacar algo para ti o para el niño, así que te deje está pijama en la cama, seguro te queda grande pero es mejor que nada, por lo menos hasta que resolvamos algo para ambos.

Úsalo.

Sonreí ante su nota, ella siempre tan atenta. Además, de que había una muda de ropa interior que por lo que ví estaba nueva, cosa que me sorprendió. Me coloqué el pijama que consistía en un shorts que me llegaba dos dedos más arriba de la rodilla y una camisa bastante fresca, no me quedaba mal he inconcientementé sonreí....

Holisssss. Bueno, por mala suerte hoy no he salido temprano pero, me dieron un break de descanso y aproveché para poder escribir. El capítulo es algo corto pero igual espero que les guste.
Se les quiere 🧡🧡🧡

¿Q𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚛Í𝚊? 𝚌𝚊𝚌𝚑É 𝚐!𝚙.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora