Te amo

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La semana había corrido con normalidad.

Todos le dieron la bienvenida nuevamente a Kojiro por haber regresado por fin.

Kirin ahora sospechaba e incluso temía por la seguridad de los muchachos, pues lo que Daisuke le había comentado acerca de haber alguien de identidad desconocida que probablemente fuera la responsable de no poder hallar información de Kojiro en ningún lugar, le había provocado pensar que quizás también él estaba en peligro.

—Encontramos algo —dijo Daisuke mientras entraba a la oficina de su esposa.

— ¿Qué cosa, qué? —se apresuró Kirin.

Yoshimura entró también y cerró la puerta.

—Alan Dominici y Suha Lee también tienen chips implantados —dijo el doctor.

— ¡¿Qué?!

—Sospechamos que Jacques también tiene uno, pero no encontramos suficiente información —respondió Yoshimura.

Le mostró algunas tomografías que estaban bajo el nombre de los muchachos. Podía verse claramente un objeto interfiriendo en algunos ángulos, tal como en las de Kaoru. La diferencia era que en la de Alan, el objeto podía verse en otro lugar.

— ¿Por qué hasta ahora sabemos esto? —preguntó Kirin— ¿De dónde las sacaron?

—Estaban en mi computadora —respondió Yoshimura—, pero es extraño. Ni siquiera yo sabía que estaban ahí. Aparecieron de repente.

—De repente... —dijo Daisuke pensando.

—Sospecho que alguien ha estado metiendo mano en los archivos del laboratorio sin que nadie se percatara —respondió el doctor.

—Carla —habló Daisuke a su brazalete—, dile a Kaoru que lleve su brazalete a mi oficina ahora mismo.

—Entendido, señor.

— ¿Para qué quieres su brazalete? —preguntó Kirin.

—Tengo una idea, nada más.

El padre de Kaoru salió de ahí y se dirigió hacia su propia oficina, un par de habitaciones después de la de Kirin.

*

—No entiendo un carajo nada de esto —dijo el peliverde—. Estoy seguro de que voy a reprobar todos los exámenes.

— ¿Y qué importa? —respondió Johannes—De todas formas tampoco es como que reprobar te vaya a afectar mucho.

Kaoru estaba con ellos dos en su sesión de estudio obligatorio para la escuela y para la educación que recibían en casa.

—Yo terminé. Y ahora si me disculpan, me retiro a mi puesto en la parte de afuera —dijo Johannes mientras salía con rapidez.

El pobre comenzaba a verse afectado también por las feromonas del pelirrosa al estar en una habitación tan pequeña.

— ¿Qué cosa no entiendes? —preguntó Kaoru mientras se acercaba a él.

—Ésto —dijo señalando su libro—. ¿De dónde salió este 594? ¡¿Por qué da 594?!

El pelirrosa soltó una risita. Como no había nadie más ahí, pues los muchachos del turno de la tarde estaban afuera de la habitación vigilando, se le hizo fácil sentarse en las piernas del peliverde mientras revisaba el problema del cual se quejaba.

No podía evitar pensar en lo que le había dicho David antes. Kaoru notaba que todos en su equipo tenían algunas debilidades en algunas materias, pero a él todo se le hacía estúpidamente fácil.

Proyecto Sakurayashiki || OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora