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—La regué, no debí haber hecho nadita

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—La regué, no debí haber hecho nadita. —Lloriqueé.

—¿Por qué no? Me salvaste. —Dijo Draken.

—Si, pero el que debía salvarte era mi abuelo. ¿Y si me estoy sintiendo mal porque ya no voy a existir en el futuro?

—Oye, relájate, no te va a pasar nada. —Me dijo Mitsuya acariciando mi cabello.

—En la siguiente me mantendré al margen. —Murmuré haciendo un puchero.

—Pero la siguiente es la pelea contra el Valhalla. —Dijo Baji.

—Sobre eso... No puedo recordar ya nada sobre eso, y cuando lo intento comienzo a tener malestares. —Murmuré.

—¿Entonces...? ¿No hay ninguna forma de saber que va a suceder? —Cuestionó Mitsuya mirándonos a todos.

—Bu...-

Jalé a Mikey y negué, él apretó los labios y asintió.

—No podemos arriesgar a Chae, ella se siente mal así que no podemos presionarla. Lo único que sabemos es que Baji se irá con el Valhalla, y golpeará a Chifuyu como un intento de Hanma para descubrir si no es un espía.

Tras eso, Baji apretó la mandíbula y evitó mirarnos.

—No le pegues muy fuerte, al menos no en la cara, porque de eso vive el mushasho. —Dije.

Baji dio una leve sonrisa.

—No prometo nada. —Dijo y luego palmeó mi cabeza. —Ya me tengo que ir, mamá seguramente estará preocupada.

—Te acompaño. —Dije y él asintió.

Ambos salimos de mi habitación y caminamos hacia la entrada de la casa.

—Baji, prométeme que pase lo que pase, seguirás a mi lado. —Pedí extendiendo mi meñique.

—Chae, siempre estaré contigo. —Dijo y acarició mi mejilla mientras entrelazaban nuestros meñiques, pronto comenzó a acercarse a mi cara.

Nuestras narices estaban por tocarse, nuestras respiraciones pronto se mezclaron. Levanté un poco la cabeza mientras cerraba los ojos y...

—¡Matanga dijo la changa! —Exclamó Mikey y me cargó corriendo en dirección a mi habitación.

—¡Mikey! —Exclamó Baji con molestia.

—¡Te veo después Baji! —Exclamé antes de ser encerrada en mi propia habitación.

—Loquillos. —Se burló Mitsuya.

—¡Aish, Mikey! —Puchereé. —Nunca me dejas darle un besito.

—No mientras yo viva. —Dijo inflando el pecho. —Ni a Kenchin le tengo permitido que se besuqueé con Emma, las dos están chiquitas. Y déjame decirte, Chaeri Hanagaki, que tú eres muuucho más chiquita de lo que parece. 

—¡Pero Baji es mi novio! —Lloriqueé.

—¿Y? Eso no te da derecho de que se besuqueen bajo mi techo.

—No das ni para las croquetas de Pelusa y ya andas diciendo que es tu techo, vete a lavar los calzones mejor. —Se burló Shinichiro entrando junto a Emma.

—Como les decía. —Gruñó mirando mal a Shinichiro. —No se pueden besuquear mientras estén bajo éste techo.

—¿Y si es el techo de la cocina?

—Ninguno dije.

—Maldita inmundicia. —Bufé. —Vamonos Emma, besuqueemos a nuestras parejas en otro lado.

—Si, vamos Draken.

—Chchchch. —Shinichiro nos tomó por el cuello de nuestras camisas y nos dio la vuelta haciéndonos regresar dentro de la habitación. —Son muy mocosas como para andar de besuconas. Además Gizmo es mi esposa, así que cuenta como engaño.

—¡Shinichiro!

—¿Qué? ¿Celos Mikey? Los elotes no tienen maíz, los elotes no tienen maíz.

—Ya mejor todos a sus casas, y ustedes a sus habitaciones, Chaeri tiene que descansar. —Dijo el abuelo y entonces los chicos se levantaron para después salir de mi habitación. —Tú también Shinichiro.

—Aish, pero yo estaba cuidando a Gizmo. —Se quejó.

—Pero Emma ya está en la habitación, ella puede cuidarla. —Dijo el abuelo y lo sacó casi a bastonazos. —Además, aún no se me olvida que te dejaste manipular y la sacaste de la casa aún cuando te dije que no podía salir.

—¡Ay, en la cara no que de eso vivo!

—Oí, Chae, ¿Por qué Shin te llama Gizmo? —Cuestionó Emma mientras se acercaba a mi con un cepillo para comenzar a cepillar mi cabello.

—Ah es que, cuando vi a Shinichiro, me preguntó cómo me llamaba, me puse nerviosa y le dije que me llamaba Giz Mo, porque Mikey me había dicho que nadie podía saber mi “verdadera identidad”. —Viré los ojos. —Pero al final Mikey me presentó y desde ahí Shinichiro me hace burla.

Emma cepilló suavemente mi cabello, tarareando una canción. Lo cual me recordó a la película de Rapunzel.

—Flor que da fulgor, con tu brillo fiel... —Canté rápidamente a modo de burla.

—Ouh, me agrada eso. —Dijo y ella comenzó a cantar despacio esa parte de la canción, haciendo que con su canto y junto la caricia en mi cabello, comencé a quedarme dormida.

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Save Your Tears [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora