Capitulo 11

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Los comentarios hirientes de Mamá, cada nombre que Billy me ha llamado y todo lo que me ha hecho pasar. Todo empieza a burbujear, y a pesar de que nunca he golpeado nada en mi vida, intento darle. Cuando mi mano enguantada hace contacto con el saco de boxeo, se siente bien. Alguna de esa ira burbujeante traspasa a través de mí hasta el saco. Y de algún modo... de algún modo estoy golpeando por Samuel también.

-Ahí está, pero no eres tan dura como pensé si ese es tu mejor golpe. Estás cabreada, ¿recuerdas? Esta es tu oportunidad para desquitarte.

Golpeo de nuevo. Samuel está detrás del saco, sosteniéndolo, pero ni siquiera le veo moverse. Mi puño hace contacto una tercera vez.

-Eso es. Ahora estoy sintiéndolo. Déjalo salir, __(tn).

Una y otra vez mis puños hacen contacto, más y más duro en el saco de boxeo.

-Diles cómo te sientes. Quien quiera que sea: padres, amigos, algún otro imbécil, novio...
-No tengo novio, pero de los demás si tengo.

No es que esté enfadada con Emily, porque ella es todo lo que tengo, pero no importa cuánto quiera a mis padres, estoy enfadada con ellos. Una y otra vez golpeo. Mis brazos duelen mucho más que mis piernas antes. Me duele el pecho, estoy respirando tan fuerte y Dios, probablemente parezco la mayor idiota del mundo, pero no me importa.
Estoy mostrándole a Billy cómo me hace sentir. Diciéndole a mi madre cuánto me hiere.

-Maldita sea, ese fue bueno, -dice Samuel desde detrás del saco. -Continúa. Deshazte de ello porque no pertenece aquí. Este es tu momento. No el de nadie más. Si no te están motivando, no pertenecen aquí.

Golpeo más duro, más rápido.
Es increíble lo liberador que es esto. Como si de algún modo le estuviera mostrando realmente a Billy lo horrible que ha sido conmigo. Mostrándole que no me importa, a pesar de que lo hace.

- ¡Uf! Ese casi me deja fuera de combate. Las chicas que patean traseros son ardientes.

¿Ardientes? ¿Qué demonios? Sé que no soy fea. No lo soy, pero nadie me ha llamado ardiente nunca antes. Es demasiado tarde para parar mi golpe. Está volando tan rápido y duro, pierdo mi objetivo. Mi guante se desliza fuera del saco de boxeo, pero el impulso no se detiene. Mi puño aterriza justo en la cara de Samuel y tropieza hacia atrás.

- ¡Ay! Mierda, eso duele.

¡Santo Cristo! Acabo de golpear a Samuel. Me apresuro hacia él.

-Oh Dios mío. ¡Lo siento tanto! No sé qué pasó.

Tiene la mano sobre su ojo izquierdo.

-Me golpeaste. Casi me dejas fuera de combate, eso es lo que pasó.

Samuel sacude la cabeza, como si estuviera intentando espabilarse. Cuando mueve la mano, veo una pequeña contusión formándose debajo.

-Hombre, lo siento tanto.

Y entonces me doy cuenta, ¡le he puesto a mi entrenador un ojo morado! No es que me guste herir a la gente, pero es algo vigorizante simplemente saber que tengo esa clase de fuerza en mí.

-Se siente bien, ¿no? ¿Pensé que eras una amante, no una luchadora? Podías haberme engañado. -Casi me disculpo de nuevo, pero está sonriendo.
- ¿Cómo puedes sonreír después de que te he puesto un ojo morado?
- ¿Me has puesto un ojo morado? -Pregunta.
-Uno pequeño.
-Buenísimo.

Es entonces que recuerdo por qué le golpeé accidentalmente en primer lugar. Toda la ira que acabo de golpear lejos me inunda de nuevo. Los recuerdos. Las mentiras. Zumban en mi sangre, palpitando justo debajo de la superficie de mi piel. ¿Cree que voy a caer en eso? ¿Qué no sé que está jugando conmigo? Tomémosle el pelo a la pobre chica gordita y hagámosla pensar que es algo especial. Me arranco los guantes y los tiro al suelo.

-Lo que sea. He terminado.

Sin otra palabra, me doy la vuelta y salgo, lágrimas punzando en mis ojos.
Cuando escucho sus pasos detrás de mi, corro. Mientras me retiro del aparcamiento, se queda en la calle, viéndome ir fuera del lugar.

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora