La Ratonera.

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Ahh... que recuerdos de esa ciudad de cagada... recuerdo que los asaltantes cada vez se ves se volvían más astutos, ingeniaban técnicas para quitarte todas tus cosas y de paso ¿Por qué no? Matarte.

También todo ese bosque que rodeaba las rutas y ese pueblucho, igual era hermoso... que recuerdos.

En el tiempo que estaban en la ciudad ambos sostuvieron sus armas, el chico tan solo tenia un simple revolver magnum del .357 y el padre una escopeta, no se querían ver indefensos en aquel lugar, miraban alrededor en todo momento estando atentos por si algún loco los intentaba atacar, ese lugar era pueblo de nadie...

Se dirigían a la "semigran" pelea, la cual como era costumbre desde tiempos inmemorables, era clandestina, un cierto número de gente podía asistir para no hacerla del todo publica frente a los llamados "héroes" o cazarrecompensas que buscan la cabeza de alguien, un apostador, una bestia de pelea, un entrenador, etcétera, etcétera; esta estaba ubicada en lo que parecía ser un consultorio, llamado Juan Cristobal Avila Yañez, un lugar por el que nadie sospecharía ¿no?

El padre golpearía la puerta con cierto tono característico y solo se escucho como la puerta se desbloqueaba. Padre e hijo pasaron no sin antes desatar a su bestia de su brahaman de carga y amarrarla a un objeto fijo para algo mas de seguridad, como un... 1% menos de posibilidades de que la maten y se la coman; como sea, entraron al edificio y por casualidad la bestia iba despertando de a poco en los brazos de padre por lo que este acaricio al animal para relajarlo para que no lo mordiera principalmente, dentro de la solitaria clínica no se veía nadie, los chicos solo se acercaron a una puerta con un terminal al lado, el padre introdujo un código para abrir la puerta y esta automáticamente abrió...

Dentro había unos baños que al parecer eran las esquinas donde el dueño del mutante podía poner en descanso a su bestia, el lugar era extenso y el área de pelea se limitaba a un circulo de ladrillos rodeado por gente animando y abucheando a los mutantes de pelea, un lugar horrible para estas creaturas.

El padre fue a un baño y ahí puso a su bestia, del bolcillo de pantalón saco una pequeña jeringuilla, era un Med X y al parecer no solo era uno... amarro a la bestia antes de que despertara del todo y la empezó a inyectar 3 veces seguidas, guardo las jeringuillas y el mayor se alejó, el mutante se empezó a alterar con rabia y el padre emocionado en su expresión miro al chico el cual miraba a la bestia alterarse de a poco, también estaba alegre, aunque en realidad lo estaba por su padre, era seguro que ganarían.

Su contrincante, un hombre que parecía adinerado y... no exactamente de ahí, de Puebla, se acercó al padre... era odioso desde el primer día que se presento ahí.

- Así que... tuviste la valentía de venir ¿eh? ¿no te da miedo perder?

Dijo el hombre con un tono burlón y odioso, el chico odiaba a ese tipo...

- oh ¿Quién tenemos aquí? El señor pantalones de lujo ¿mh?

Respondió el padre evadiendo la pregunta del hombre, dijo en un tono burlón también mientras sonreía juzgándolo con la mirada.

- No me culpes por no usar la misma ropa mugrosa de siempre como tu...

Dijo el hombre burlándose de la vestimenta del contrario, siempre llevaba la misma ropa de siempre, unos jeans azules polvorientos, una camisa cuadrada roja, sus zapatos vaqueros de piel y un pañuelo mal oliente color verde en el cuello el cual estaba sucio y tenia cierto aspecto... desagradable

- Siii bueno... lo dejare de usar a partir de hoy después de la pelea.

Dijo el padre con un tono desinteresado aun mostrado en sus labios, el hombre adinerado miro al padre extrañado y solo dijo "¿por qué?"

- Porque lo recordare para siempre como el día en que por fin alguien te cerro la boca... jeje

El hombre adinerado se mostro enojado ante tal comentario por lo que decidió retirarse, al final, todo se demostraría en el campo de batalla.

DESTRUYEME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora