CAPITULO 2 LA INVITACIÓN

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"No pasaron ni 5 minutos". Se declaraba el hombre misterioso con tanta amargura una y otra vez, sin embargo, no había nada que pudiera hacer, después de todo, así funciona la vida. Mientras unos van a ver el mundo por primera vez en su vida, otros le declaran un adiós.

El hombre misterioso seguía caminando bajo la lluvia y la tranquila noche con muy poca prisa. La lluvia caía como sus lágrimas; con lentitud y tristeza. Mientras caminaba a su hogar observaba los pequeños departamentos, las pequeñas casas y los grandes edificios pensando que cada vida, que habitaba en los departamentos, casas y cualquier lugar del mundo, tiene fecha de Inicio y de caducidad.

Reflexionaba en esto una y otra vez, pero no se dio cuenta de que ya había llegado a su hogar. Su hogar era un pequeño departamento ubicado a las afueras de la ciudad. El apartamento (desde afuera) se observa que solo tiene 7 pisos y que su tamaño es pequeño. El hombre misterioso subió las escaleras de la entrada y abrió la puerta.

-Hola, señor Harper. -dijo la recepcionista que estaba sentada en una silla y en una mesa de madera. Era una señora de 74 años con pelo blanco. Usaba unas gafas pequeñas, al cual le colgaba unas pequeñas perlas, un suéter de lana y un pantalón negro- Le acaba de llegar el correo si quiere se lo puede dar.

La señora abrió el cajón de la mesa y sacó unas cartas.

-Tenga- mencionó la señora dulcemente.

-Gracias- respondió el hombre misterioso tomando las cartas rápidamente.

El hombre subió las escaleras para ir al primer piso, hábilmente, para evitar que la señora, lo viera llorando. Mientras, subía ágilmente al cuarto piso -ya que ahí vive- checaba las cartas. La primera era un cupón, de 15% para ir a Miami a un hotel de 4 estrellas lo cual le parecía tentador y un poco irónico, ya que de todos modos iba a pagar el vuelo. El segundo y el tercero eran recibos, uno de la luz y otro del agua. El tercero era el testamento, de su madre más una herencia de 10,000 dólares. El testamento decía lo siguiente:

Querido hijo:

Sé que cuando leas esta carta estaré en un mejor lugar y ya no me volverás a ver. Te deseo la más grande suerte cuando yo ya me haya ido y quiero decirte que no te sientas mal por mi muerte. Que para ti no sea una carga o un dolor para el corazón. Yo quiero que sigas adelante, que no mueras dejándolo todo atrás, que mi muerte no te detenga para ser lo que de verdad eres y serás. Antes de despedirme quiero darte las gracias por tenerte como hijo, aún con la muerte de tu padre. Yo siempre te amaré al igual que tu padre INCLUSO en la otra vida. 

Adiós

Con amor tu madre.

El señor Harper lo leyó 3 veces. Nunca había hablado con su madre sobre la muerte de su padre; ni siquiera desde los 10 años. En ella traía una foto del señor Harper (cuando era bebé), a una linda señora, que lo cargaba en los brazos, con un cabello de café dorado, sonriendo con una linda falda de tela y un hombre. Era su padre. Se parecía mucho a él; llevaba una chamarra de piel de cuero, un pantalón de mezclilla y un sombrero. Es el mismo que él trae, porque siempre traerá algo, literalmente, que siempre lo recuerde. Cuando lo leyó, por tercera vez, sé dio cuenta que ya había llegado a la puerta de su hogar. Su número era el 47 y fue fácil identificarlo, ya que siempre deja una hoja (afuera de la puerta) diciendo: "no molestar, huésped descansando". Saco de su bolsillo una pequeña llave bronce con el número 47. La tomó y la insertó. El departamento no era, como expresan los chicos, la gran cosa. Tenía un escritorio de madera; al cual encima tenía una máquina de escribir, una taza declarando "el #1", un periódico del clima, una estantería con muchos libro, un sillón que está a lado de la ventana y a unos centímetros un sofá cama, un tablero verde sobre el cual investigaba casos y al final de pasillo había una puerta qué formulaba "NO PASAR, SOLO EMPLEADOS". Entonces, vio que en su mesa estaba tirado un objeto tirado. Era su presentador. Se agachó, lo tomó y lo levantó. En él decía "Investigador privado Nicolás Harper" y exclamó:

-Siempre es lo mismo contigo -expresó Nicolás con un poco de sentido del humor- Carlos, Carlos, Carlitos.

Nico hablaba con un tono más alegre y sin pensarlo dos veces apareció... un gatito. El gato era una raza munchkin al cual tenía una variedad de colores comunes de su raza: blanco, naranja y negro. Tenía un ojo azul y otro verde y una oreja medio cortada. Al parecer, todo parecía normal hasta que el gato maulló:

-Guau digo miau.

Aunque, no lo crean, eso fue lo que mencionó el gatito. Su origen era un misterio para Nico. Lo recuerda perfectamente... tirado en la calle... en una caja de madera... con un morete, como ... Si lo hubieran pateado... los veterinarios dijeron que no sobreviviría... Que no... merecía vivir... "Era injusto que te hayan tratado así" se manifestaba Nico, así que... lo adoptó.

- ¿Cómo has estado pequeñín?- manifestó el señor Harper con ternura.

-Miau.

-¿Quieres destruir la última carta?, porque de seguro son los del banco diciendo que les pague o me embargaran la casa.

-Guauf.

-Me alegra escucharlo.

El señor Harper tomó la última carta y se fue a su sillón. Y efectivamente, eran los del banco de nuevo.

-¡Lo sabía!- dijo Nico furioso- bueno, Carlos juega con ellas o destruirlas no va a importar.

A Nico le molesta, no, lo pone furioso, estas estúpidas multas o amenazas del banco, pero no le da mucha importancia. Entonces tiro la carta al bote de la basura. No obstante, cuando tiro la carta, se deslizó otro sobre en blanco. Era otra carta, sin embargo, esta era diferente a las otras que lo volvía especial. La carta tenía un sello DORADO.

-vaya, eso no lo vi venir.- dijo El señor Harper confundido

Agarró la carta antes de que Carlos la rascara. La carta, le llamaba mucho la atención en muchos sentidos. Cuando la abrió, se veía que lo había escrito con una máquina de escribir. La carta decía lo siguiente:

Estimado Señor Harper:

Queremos invitarlo a nuestra gran celebración de nuestra gran querida madre que cumple 87 años. Por si no lo sabe, mi madre y la suya fueron amigas de la infancia que estuvieron viviendo en la ciudad de Chicago, pero se tuvieron que separar por razones amorosas. Mi madre se casó con un duque de Inglaterra y, en cambio, su amiga se casó con un citadino de nueva York. Ambos se separaron, pero juraron ser amigas y mantenerse al contacto. Y cuando nos enteramos de la muerte de su madre, mi pobre madre empezó a llorar. Como le había dicho antes, mi madre y la suya fueron grandes amigas. Solo imagínese la cara que puso mi pobre madre al enterarse de que su mejor amiga de la infancia ya no estaba. Pero, en fin. Mi madre me comento que tenía un hijo y, aunque solo lo había visto una vez, comento que debería ser invitado. Esperamos, que no le moleste y que nos responda a tiempo. La fiesta será el 28 de noviembre y, si no le molesta, una limusina pasará por usted.

Le dejo un cordial saludo del Jaxon Wormwood.

Muchas de las cosas que decía la carta eran ciertas (de las que le había contado su madre). Le sorprende que una antigua amiga, de su madre, se haya acordado de ella. Así que...

-Bueno Carlos.

El gato levantó la cabeza hacia su amo.

-Creo que iré a una fiesta.

Continuara...

El viaje de Nicolas Harpert y Robert Hopkins. "El inicio: El asesinato"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora