ᴄᴏʟᴏʀᴇᴍ |Jaywon•Heejake|

다섯.

-¿Hola?

Jungwon se quedó mudo cuando escuchó la voz de Jay a través de la bocina de su celular. Sunghoon estaba frente a él, haciéndole señas con las manos.

-¡Contéstale!

Susurró con apuro, al ver que Jungwon no tenía intenciones de hacer ni decir nada.

-¿Wonie?

La voz de Jay había sonado de nuevo, llena de confusión.

-Ehhh... Hola, Jay. Lo siento, no podía escucharte.

Se golpeó mentalmente al notar el temblor en su voz.

-Está bien. ¿Pasa algo, Wonie? Suenas un poco alterado.

-Ahhh... Yo...

Sunghoon seguía de pie, frente a él, aún moviendo las manos y lanzándole miradas que lo apremiaban a hablar.

-Yo... ¿Estás libre ahora? Necesito hablar contigo.

-Oh, claro. Pero, ¿sucede algo?

-Iré a tu casa, ¿está bien?

-Wonie...

-Llego en una hora. Nos vemos, Jay.

Y colgó. Su corazón estaba realmente acelerado y sus manos habían comenzado a sudar. Respiró profundo, para luego depositar todo el peso de su cuerpo sobre la cama de su amigo, el cual se sentó a su lado.

-¿Cómo salió?

Preguntó Jungwon, con los ojos cerrados y totalmente desparramado sobre las mantas.

-Salió muy bien. Digo, si yo fuera Jay, estaría preguntándome qué fue lo que hice mal y estaría pensando lo peor.

Palmeó el brazo de su mejor amigo, antes de continuar.

-Pero salió muy bien.

-No necesitas ser sarcástico.

Jungwon abrió los ojos, incorporándose.

-Ya sé que estuve del asco. Jay va a odiarme.

Sunghoon miró su reloj de pulsera.

-Seguro va a odiarte más si no llegas a tiempo.