Los Weasley y los Lovegood vivían relativamente cerca, es por eso que cada visita a los Weasley significaba una visita a los Lovegood y eso era lo que estábamos haciendo justo ahora.
Reía en compañía de Fred y George al ver a Ron caer rodando por la colina, no pue evitar reírme al ver su cara roja de la vergüenza mientras nuestras carcajadas eran audibles por todo el campo.
- Deberíamos reintentarlo ¿No crees Ron?- Propone Fred... ¿o George?
Jadeaba como loca después de escalar esa enorme colina, pero al fin estábamos en la cima, mientras Harry pasaba su brazo para limpiar su frente yo me adelantaba a la puerta.
"manténgase lejos de las ciruelas dirigibles" leí en un cartel junto a la entrada.
Toque la puerta y escuche como alguien bajaba apresuradamente por las escaleras, una chiquilla rubia, de ojos hipnotizantes apareció enseguida vistiendo un alegre vestido amarillo que resaltaba cada rasgo de su rostro angelical, me sonrío cariñosamente al verme causando un sonrojo en mi. Enseguida nos invito a pasar mientras todos educadamente saludábamos al señor Lovegood que preparaba la merienda en la cocina.
La casa era demasiado pequeña y un tanto... extraña, gire a mi alrededor apreciando cada detalle mientras me preguntaba por el sentido de muchas cosas que se encontraban por ahí.
Luna nos invito al arrollo así que enseguida salimos por la puerta trasera conduciéndonos colina abajo.
- Harry tengo una idea.- Dije mientras me acerco a susurrar en su oído, el reprocha pero después ríe.
Lo ultimo que vi fue a Harry regresar hasta que lo escuchamos gritar.
- ¡Miren esto!.- Grita el en la cima de la colina mientras se acercaba rodando sobre el mismo.
Estallamos a risas mientras veíamos a los gemelos subir a imitar su acción.
Mientras yo disfrutaba el espectáculo de personas rodantes alguien tomo mi mano disimuladamente. La cercanía de Luna me puso colorada y aun mas cuando se acerco a mi oído.
"¿Que te parece si lo intentamos?" Fue lo que susurro en mi oído, yo sonreí y asentí mientras Luna que seguía sosteniendo mi mano me encamina hasta la cima de la colina para después bajar rodando colina abajo.
Al llegar abajo ella me ayudo a levantarme y a sacudir mi ropa que se había manchado por completo.
- Al menos llegamos más rápido ¿No es cierto?.- Sugiere ella mientras toma de nuevo mi mano para seguir con el camino.
