Parte 15. Corona

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Una risa escalofriante llegó hasta sus oídos, Draco se giró perdiendo de vista a la joven, solo para observar de nuevo a la niña sin rostro, esta vez, levantó sus manos para acomodar una corona que tenía puesta, haciendo que el rubio frunciera el cejo confundido ¿qué significaba aquello?

Se echó a correr, haciendo que él la siguiera sin detenerse a pensar en algo más ¿por qué la había seguido? No es como si fuese a pasarle algo grabe, era un sueño, pero comenzaba a costarle entenderlo, quedarse dormido era algo que había dejado de darse cuenta cuando lo hacía, simplemente en un instante estaba en aquel lugar, que por más que quería distinguir no lo hacía, soportar aquello solo por ver a la pelirroja era algo... patético, para Draco, pero siempre que estaba despierto, deseaba estar dormido para poder verla.

Se comportaba como un adolescente enamorado, pero... la mujer de sus sueños, literalmente vivía solo en sus sueños, podía decirse que ni siquiera existía.

Se detuvo en el bosque, la risa de la niña se escuchaba cada vez más cerca, pero no podía decidir qué camino seguir para encontrarla, ahora recordaba porque nunca había querido tener hijos, el solo pensar en sus travesuras le hacía querer arrancarse la cabeza, por fortuna su matrimonio no duró mucho y su vida romántica... no volvió a existir después de eso.

—Niña ¿dónde estás?— La cuestionó—. Es un lugar peligroso como para que juegues, bueno, ni siquiera tienes rostro—. Hizo un mohín.

La pequeña salió detrás de un árbol, aun con las manos en la cabeza sosteniendo la corona hecha de madera, se acercó unos cuantos pasos, hasta que Draco pudo ver una línea en el rostro de la niña formando una siniestra sonrisa de dientes puntiagudos y larga lengua.

Cayó sobre su trasero cuando se arrojó hacia él, quedando hincada en su pecho, los ojos de Draco seguían en aquella boca, el aliento era espantoso, la sonrisa siniestra la larga lengua pasó sobre los dientes.

Mi rostro es tan bonito ¿verdad?

La voz no coincidía con el de una niña, sino más bien con el de algo más espeluznante ya que sus vellos se pusieron de punta.

Quien quiera que lo vea completo muere, nadie puede verme devorarlos porque correrá la misma suerte.

La respiración de Draco se agitó asustado, sin duda aquello era más siniestro de lo que había ocurrido en algún otro sueño, la niña volvió a sonreírle.

Si vez mi corona, mejor corre.

Under The Oak TreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora