diez

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El profesor Lee no terminó de calificar las escenas de narradores poco confiables, lo que puso a Seokmin irritado y paranoico, pero quería que todos comenzaran a trabajar en su proyecto final, una historia corta de diez mil palabras.

—No lo dejen para la noche anterior —dijo, sentándose en el escritorio—. Lo van a leer como lo escribieron la noche anterior. No estoy interesado en una lluvia de ideas.

Minghao no sabía cómo iba a hacer para que todo se mantuviera en orden dentro de su cabeza. El proyecto final, las tareas de escritura semanales, encabezando todas sus otras tareas para las demás clases. Todas las lecturas, todos los escritos. Los ensayos, las justificaciones, los reportes. Además de los martes y a veces jueves escribiendo con Seokmin. Al mismo tiempo su fic. Más los correos, notas y comentarios...

Se sentía como si estuviera nadando en palabras. A veces, ahogándose en ellas.

—¿Alguna vez te has sentido... —le preguntó a Seokmin un martes por la noche—, como si fueras un agujero negro... un agujero negro invertido?

—¿Algo que sopla en vez de absorber?

—Algo que succiona —trató de explicar. Se encontraba sentado en su mesa, ubicada entre las estanterías, con la cabeza descansando en la mochila. Podía sentir el viento en el cuello—. Un agujero negro invertido de palabras.

—Así que el mundo está absorbiéndote hasta secarte —dijo—. El lenguaje.

—No secar. No aún. Pero las palabras están fluyendo fuera de mí demasiado rápido y no sé de dónde vienen.

—Tal vez has pasado tus excedentes —dijo gravemente—, y ahora están hechos de huesos y sangre.

—Ahora están hechos de respiraciones —respondió Minghao.

Seokmin lo miró, detenidamente.

—No —dijo—. Nunca me he sentido así.

Se rió y sacudió la cabeza.

—Las palabras están saliendo de mí como las telarañas de Spider-Man—Seokmin extendió las manos y tocó con los dedos índices sus palmas—. Fffffssh.

Minghao trató de no reírse, por en su lugar, bostezó.

—Vamos —dijo el mayor—, es medianoche.

Recogió sus libros. Seokmin siempre tomaba la laptop. Era su laptop después de todo, y trabajaba en su historia entre las citas de la biblioteca. (O encuentros o lo que sea que eso fuera).

Cuando salieron, hacía mucho más frío de lo que esperaban.

—Te veo mañana —dijo Seokmin mientras se alejaba—. Tal vez el profesor Lee tenga tus papeles listos.

Minghao asintió y sacó el teléfono para llamar a su habitación.

—Hola —dijo alguien suavemente.

Saltó. Era Jeonghan, inclinado contra la farola.

—Siempre terminan a medianoche. —Sonrió—. Creí que sería mejor si llegaba antes. Hace demasiado frío como para que esperes por mí aquí.

—Gracias —dijo, caminando más allá de él, hacia los dormitorios.

Jeonghan permanecía inusualmente silencioso.

—Así que, ¿ese es tu compañero de estudios? —preguntó una vez que se iban a medio camino.

—Sí —dijo Minghao contra su bufanda. Sentía la respiración, húmeda y helada en la lana—. ¿Lo conoces?

fanboy ◑ hanhao/jeonghaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora