Capítulo 73
Nahin Pines
En vista de que, me comporte como un magnífico idiota, debo buscar la manera de remediarlo y es por eso que me encuentro perdido entre un sinfín de vestidos.
—Buenas tardes ¿Puedo ayudarlo en algo?—dice ella muy amable
—Necesito algo elegante, pero sencillo, nada llamativo, pero algo especial—sus ojos cafés se centran en el movimiento de mis labios, logrando ponerme un poco incómodo—¿Entiendes?
—creo que tengo lo que buscas—sonríe y con una confianza no dada pasea sutilmente sus dedos por mi pecho—sígueme.
Sigo sus pasos y noto como la pelinegra logra verme de soslayo, por encima de sus hombros.
—¿Noche especial?
—sí—me limito a decir
—Que romántico—canturrea—¿Y le vas a regalar el vestido? Eso es muy lindo
—ajá—respondo sin interés, guardando mis manos en los bolsillos de mi pantalón
—me encantan los hombres como tú, que toman la iniciativa y deciden sorprender a la chica
—sí, a ella también le encanto
—que afortunada
—diría que yo soy el afortunado.
Llegamos al lugar donde sólo se encuentran una pequeña cadena de vestidos rojos, entre los cinco, solo destacando uno. De mangas caídas, escote recto y apertura en v.
—¿Primera cita?—inquiere mostrándome los vestidos y volteó a verla con una sonrisa amplia
—No, celebramos la muerte de una chica que quiso pasarse de lista—su rostro palidece y veo como traga en seco
—¿Cu—respira—¿Cuál vestido desea usted llevar, señor?
—Aquel—le señalo el antiguo mencionado
—perfecto, a su pareja le encantará
—eso espero.
Le indico la talla y se apresura en conseguirla, me acompaña a la caja y se aproxima a irse, pero la detengo tomándola del brazo.
—¿Me ayudas a elegir los zapatos?
—¿Yo?
—¿No eres tú quien trabaja aquí?
—sí, señor ¿Desea algo en específico?
—No lo sé—me da gracia como evitar el verme y hace un rato estaba que me desnudaba con la mirada—¿Qué me sugieres? Los usará con el vestido.
Asiente un tanto nerviosa y le indico la talla de Lullaby, dejando que se aleje con pasos apresurados.
Al rato regresa con tres opciones y termino por escoger los plateados que tienen como una enredadera, porque según yo, les gustará.
Me hacen entrega de las dos bolsas las cuales portan la cabeza de medusa en todo el centro y abandono la tienda, aprovechando para realizar, el par de llamadas a las personas las cuales necesitaré su ayuda para esta noche.
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La señora Elsa me deja pasar, no sin antes, aceptar el pequeño regalo que le hice, pues aún tengo cargo de conciencia desde la última vez.
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Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》
RomanceEl frenesí de la vida de Carlisle Justiniani, convertido en historia. ¿Podrán los amantes amar a Dios sin tontear con el Diablo? Prohibida las adaptaciones ©