Capítulo 8: Prisionero.

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Dejé que mi cuerpo se rindiera y caí agotado recargándome en una pared, ya no tenía a nadie en quién confiar...Porque no podía seguir confiando en Alex ¿o si?. Quería hacerlo con todas mi fuerzas, pero no ahora. No podía. Era un incompetente.

[-Realmente eres una criatura desgraciada, era de esperarse que te hirieras de este modo algún día-risa-descuida, pronto aliviaré tu dolor...Ke-i-nen-.]

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Me dirigía a la celda de ese chico, iba a ver cómo estaba pues me habían encargado vigilarlo. Que fastidio. Pero no sólo iba por eso, sino que había llegado otra orden de la corte, sobre que podían tomarlo para hacer lo que quisieran con él, en otras palabras sería el esclavo de todo aquel que quisiera cuando quisiera.

-Maldita corte enferma-maldije irritado. Esto solo hacía más difícil vigilarlo.

Últimamente las cosas se habían puesto interesantes. ¿Quién diría que sería alguien tan importante? por fin había encontrado algo con lo que entretenerme y qué mejor que el único sobreviviente de una familia de cazadores casi extinta. Cazadores...los odio. No podía pedir mejor...a excepción de ese idiota de Alexander, él se llevaba el premio de la gente que quería ver sufrir solo imaginármelo arrodillado y al borde de la muerte...de solo pensarlo me recobraba el ánimo un poco.

Pero había algo extraño en él, ese niño al parecer ya sufría bastante por el numerito que me montó cuando fui a buscarlo, por un instante me recordó a mí...hace mucho tiempo...lo único que pude hacer para que se tranquilizara fue intentar darle ánimos...No sabía por que lo hice. Tal vez el estar rodeado de idiotas me este convirtiendo en uno, ya que por un breve instante al ver su sonrisa después de lo que dije una sensación extraña recorrió mi cuerpo...¿Qué era eso?...era familiar...

Llegué a su celda él se encontraba profundamente dormido, se le veía muy sereno en ese estado e indefenso.

-¡Hey!. Niñato despierta...-no se movió, hizo que mi mal humor volviera rápidamente, odiaba cuando no me hacían caso. Entré al cuarto y le dí una patada a un costado-. ¡Te dije que despertaras!-él se levantó de golpe con una mueca de dolor y me miró asustado, no pude evitar sonreír de una manera cínica ante aquella cara, me gustaba el terror plasmado en los ojos de las personas y más si lo hacía yo.

-¿Q-Qué...pasa?-preguntó bajo, temeroso, me la iba a pasar muy divertido con él.

-Párate, ha habido un cambio de planes, a partir de ahora serás el esclavo de todos-comenté sin más, no me importaba en lo más mínimo quién lo querría y para qué, ya me encargaría yo de detenerlos en dado caso que se pasarán de las restricciones.

Vi como él al escuchar eso se quedo petrificado del terror, me hizo gracia por un momento, entonces lo tomé del brazo y lo lancé fuera de la celda. Era muy ligero. Pero antes le quite las cadenas de los pies para que se pudiera mover y se levantó sobándose el brazo donde había caído.

-Auch...-se quejó bajo.

-Andando-ordené y él con un buen ritmo comenzó a caminar.

-¿Cómo es eso de que seré el esclavo de todos? ¿qué me van a hacer?-preguntó temeroso, al principio decidí ignorarlo pero siguió hablando, a lo cuál suspire y no tuve de otra.

-Exactamente lo que escuchaste, algún idiota va a pedir por ti durante un tiempo limitado y te utilizará como le plazca, claro que mientras no incumpla ninguna restricción-me encogí de hombros. 

-¿Me utilizarán cómo les plazca?...¿c-cuáles son las restricciones?-preguntó horrorizado, a cambio yo le devolví una sonrisa divertida y en un rápido acto lo acorralé en la pared viendo su expresión cambiar por una de miedo.

Un vampiro persistente [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora