Adicción

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Quitó la fuerza que había puesto al jalarme de la chaqueta, me quedé sin palabras un minuto...
- Vamos a los asientos de atrás - Le susurré.

Me desabroche el cinturón de seguridad y fuimos rápidamente a los asientos traseros. En el preciso momento en el que cerró la puerta la jale con fuerza hacía mí, su mano quedó sobre mi pierna y mientras la besaba me acariciaba lentamente con su mano, la desplazaba desde mi rodilla hasta llegar a mi abdomen... Pasaba su mano por todo mi cuerpo mientras estaba recargado en el asiento tomando su rostro, saboreando sus labios. Cuando quise despegarme un poco de su rostro para recobrar el aliento con un movimiento rápido Sabrina se subió a mis piernas con su rostro mirando hacía mí, me tomó del cabello y jalo con un poco de fuerza hacía atrás y comenzó a besarme... Me mordió lentamente mi labio inferior y soltó mi cabello para desabotonar un poco mi camisa, metió su mano por la abertura que había entre mi pecho y la camisa y la dejó ahí por unos instantes... y entonces comenzó a mover su cadera, su cuerpo iba hacia delante y hacía atrás, su pecho de repente tocaba el mío y estaba seguro que ella podía sentir mi pene erecto sobre la ropa.
Después de un momento de besos, caricias y jadeos decidimos frenar con nuestra intensidad, no era el momento ni el lugar correcto.
Nos quedamos abrazados unos minutos en la misma posición mientras ella recargaba su cabeza en mi hombro.

- Que buena forma de sacar el estrés - Susurró.

- Lo sé, ahora estoy tan tranquilo que podría dormir, sintiendo tu cuerpo irradiando calor, cálido y suave calor.

Se escondió en mi pecho y otra vez parecía nerviosa. - Hueles delicioso - me dijo.

Sonreí y recargué mi cabeza sobre la suya, aspiré profundamente llenando mis pulmones de su aroma y respondí: - Tú también hueles delicioso, como a algodón de azúcar. -

Besé su cuello y continué hablando... - La forma en que me miras -besé otra vez lentamente su cuello, dejando varios antes de volver a hablar - Tu inteligencia, tus gestos, tu cuerpo... Tu deseo. -Subí cuidadosamente y besé su oreja, levanté su rostro para mirarla y ella se acercó y me besó cautelosamente... despacio pero intenso. Cuando fuimos cesando tuve que decir: - Debo de llegar pronto a mi casa, pero quiero decirte algo importante antes, cambiemos de asientos - Le dije. Cambiamos de asiento y encendí el auto. - ¿En dónde vives?- pregunté. Me guío hasta su apartamento no muy lejos de dónde estábamos y al llegar apagué el auto.

-Estaba pensando que podría invitarte a almorzar a mi casa uno de estos días, podría ser después de tu trabajo, y si deseas puedo pasar por ti.- expliqué entusiasmado.

Eso me gustaría! - exclamó-

Pienso en que puedo cocinarte algo, y ver una película tal vez -continué-

Claro, me encanta la idea -respondió-

La acerque un poco a mi para besarla, -Linda noche- susurró cerca de mis labios.

Buenas noches señorita Sabrina, lo pasé bien hoy -respondí-

Salió del auto y antes de entrar a su apartamento se despidió, -adiós Paul.-

Nos vemos en clase, señorita Sabrina... -sonreí-

Entró a su apartamento y yo arranqué el auto dirigiéndome a mi casa. Tenía que llegar antes de las 11:00 , el portero había avisado en la mañana que iba a salir antes de su turno y el siguiente era hasta la 1:00, no quería esperar fuera al siguiente portero.

-Buenas noches, Paul. Estaba por irme! que bueno que llegas-

-Lo sé, me entretuve sin querer. Que bueno que te encontré aún. Linda noche.

Me abrió el portón y estacione mi auto fuera de mi casa, salí de mi auto y entré directamente a mi casa, subí a mi habitación y me desnudé para meterme a la cama, me quedé dormido a los minutos.

Paul Hart (profesor y efecto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora