No Rain. No Flowers

Regalo de cumpleaños inolvidable

Si había algo que Lando nunca pensó que terminaría amando, fue la cálida bienvenida por la que la gente del sur de Europa era conocida en todo el mundo.

Nunca le gustaron los abrazos: la intimidad cercana con extraños, el infierno incluso con su propia familia y amigos, que el abrazo siempre traía, a veces incluso durante segundos aparentemente interminables cuando se cruzaba en sus caminos con una persona notablemente amigable, siempre era algo importante. Totalmente incómodo para él, por eso había pasado la mayor parte de su vida tratando de evitar a las personas de las que sabía que siempre le regalarían, para él, un abrazo innecesario como saludo y adiós, incluida su propia madre, que se estaba poniendo aún más picante al bañarle la cara con una tonelada de besos maternales, que dejaban a Lando sonrojándose agresivamente de vergüenza cuando tenía casi veintidós años, que todavía era tratado como un niño mimado.

Pero cuando Reyes corrió hacia él y casi con violencia lo envolvió con sus brazos, exprimiendo todo el aire de su cuerpo y dándole un beso cariñoso en cada mejilla, Lando sintió una inusual sensación reconfortante que se extendía por su pecho, lo que hizo que Él le devolviera el abrazo de una manera que no era ni de lejos comparable en cuanto a la pasión como la de Reyes, pero fue lo mejor que Lando pudo hacer con sus movimientos muy limitados y sonreír a Carlos, quien los estaba mirando desde la puerta con una sonrisa de aprobación en los labios, eso en parte se reía de que Lando se asfixiara con el abrumador afecto español que la mayoría de los británicos solían aterrorizar.

"Mírate, pollito. No te veo en dos años y te conviertes en un hombre".

Por muy ofensivo que fuera para Lando, quien se había sentido como un adulto desde que alcanzó la notable edad de dieciocho años y finalmente se le permitió legalmente beber alcohol, todavía aceptaba lo que probablemente se refería a la madre típica o un cumplido de tía de Reyes, con una sonrisa de agradecimiento. "No he cambiado tanto, solo he ganado algo de peso, ¿o no?" Dándose palmaditas en el estómago, que definitivamente podría necesitar más atención en cuanto al ejercicio después de un largo tiempo de descuidarlo si quería estar en un nivel de confianza para publicar fotos sin camisa como parte de su rutina diaria como George, Lando hizo que Reyes se inclinara inquisitivamente su cabeza hacia un lado y se rió con incredulidad.

"Supongo que tienes un poco de razón, teniendo en cuenta este chiste tuyo, todavía eres un adolescente irremediablemente por dentro y tú también Carlos Sainz Vázquez de Castro ..."

La voz de Reyes adquirió un feroz acento español cuando llamó preocupantemente a Carlos por su nombre completo y abruptamente se volvió hacia él, haciendo que la radiante sonrisa de sus labios desapareciera inmediatamente después de que la penetrante mirada de reproche de su madre lo apuntó.

"He pensado que eres un ser humano maduro y sensato ahora que tienes casi veintiocho años. Suficiente para bromear rápido como este ..."

Mientras la madre de Carlos seguía regañando a su hijo como si todavía fuera un adolescente rebelde, que necesitaba ser devuelto a su lugar con severidad, la mente de Lando dejó de prestar atención al intercambio de palabras unilateral y bastante despiadado tan pronto como la fraseología de los Reyes de casi veintiocho años le trajo a la cabeza el hecho de que el cumpleaños del español sucedía a fines de esta semana, encendiendo todas las posibles alarmas rojas que pudo.

Lando lo olvidó por completo en medio de todo el caos que sucedió en las últimas semanas, a pesar de tenerlo escrito en su calendario como todos los años y la fecha exacta arraigada en su memoria desde el día en que se conocieron en McLaren. No era algo que debería olvidar de esta manera y, sin embargo, lo hizo para su propio desconcierto.