capítulo 7.

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Llegamos a casa de Minho y nos encerramos en su habitación

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Llegamos a casa de Minho y nos encerramos en su habitación. Yo estaba acostado en su cama con solo mi camisa puesta y él estaba sentado en el borde de su ventana mientras fumaba un cigarro.

Desde mi lugar le estaba admirando, pues cada detalle de él me fascinaba... su preciosa naricita, sus hermosos ojitos que tanto desee que me miraran, sus labios húmedos y rosados, me encantan los lunares de su rostro e incluso la cicatriz que tiene en la mejilla. También su cuerpo muy bien trabajado, sus brazos fuertes—uno de ellos tatuado— que siempre me abrazan, sus manos, su voz, su sonrisa de conejito.

Joder, mi novio simplemente es perfecto y aún me cuesta creer que se haya fijado en mi.

Él me atrapa mirándolo y arquea una ceja— ¿Disfrutas la vista, eh?

Yo me ruboricé y escondí mi rostro entre la almohada. Oí que se estaba acercando a mi y entonces alce mi mirada. Me encontré con una preciosa sonrisa y unos ojos encantadores mirándome.

—Recuerda que tienes el privilegio de no sólo verme, también usarme porque soy todo tuyo—exhalo el aire en mi rostro y yo tosí, pero no me importo.

—Si—fue lo único que conseguí contestar.

Él tomó mi mentón entre sus dedos y me dio un suave y delicado beso en los labios— Te amo, Seungmin.

—Y yo a ti, mi amor.

Minho apagó el cigarro para después subir encima de mí sin poner todo su peso, me miró fijamente y yo a él. En su mirada puedo leer lo que quiere decir; que esta loco por mi y la mía dice lo mismo de él.

Jamás me atrevería a dejarlo, porque aunque sea celoso, sé que me ama demasiado como yo también lo amo.

—Eres lo mejor de mi vida, bebé—me susurró para después comenzar a besar y morder mi cuello. Sabía que era mi punto débil y que no tardaría en soltar un gemido. Así lo hice, de mi boca salió un sonido tan excitante y él se volvió loco.

Bajó sus labios hasta mi pecho y lamió mi pezon suavemente para después morderlo, provocando que yo alzara mis caderas para sentir su erección contra la mía. Envolví su cintura con mis piernas y lo apreté para pegarlo lo más posible a mi cuerpo.

—Me encantas, Minho—le dije con completa sinceridad—Siempre voy a amarte.

Me quitó la única prenda que me quedaba y humedeció sus dedos con lubricante para después meterlos dentro de mi con suavidad, yo aferré las manos a su espalda y me deje llevar por el placer. Apenas y sentía una pequeña molestia, Minho y yo éramos muy activos en el sexo, no hacía falta dilatarme mucho porque yo siempre estaba listo para recibir todo de él. Gemí un par de veces debido a que movía sus dedos, los sacaba y metía una y otra vez.

—Voy a entrar en ti, ¿si?—yo asentí y tomó mi mano para ponerla sobre su erección—Siente lo duro que me pones. Nadie es capaz de hacerme eso, solo tú.

Yo le creí sin dudarlo.

—Solo tú puedes tener mi cuerpo cuando quieras, soy todo tuyo, amor—conteste con toda seguridad. Yo le pertenecí a Lee Minho desde el momento en que lo conocí.

Se desabrochó el cinturón, pero no se quitó el pantalón, solamente se lo bajó junto a su ropa interior para después acomodarse entre mis piernas y agarrarme por los muslos.

—Jamás voy a dejar que alguien tenga el maldito privilegio de verte así—me miró posesivamente y con deseo—Serás mío toda la jodida vida, cariño.

—Siempre—contesté y seguidamente solté un grito ahogado al sentir cómo entraba de una estocada dentro de mi, él pegó su pecho al mío, se sostuvo de sus codos y yo lo abracé.

Comenzó a moverse suave y lentamente, pero sabía que no iba a durar mucho así. A Minho no le gustaba el sexo tranquilo, a él le encantaba ser rudo y entrar profundamente dentro. Aunque al principio aquello era mucho para mi, termine por acostumbrarme a recibirlo así por completo.

Yo también era posesivo, tampoco quería que nadie que no fuese yo se deleitara con el placer que mi novio podía dar. No estaba dispuesto a dejarlo ir, no soportaría el hecho de saber que alguien más podría gozar del sexo y mucho peor; de su amor.

—Joder... Seungmin—gimió en mi oído haciéndome estremecer. Sus gemidos eran increíblemente excitantes.

—¿Si, bebé?—pregunté apropósito—¿Qué pasa?

—Me vuelves loco—gruñó y comenzó a empujar sus caderas hacía adelante con más rapidez. Mis piernas comenzaron a doler debido a que debía mantenerlas abiertas para él, pero no me importaba. Nada me importaba, solo él.

Mi mundo solo era Minho.

Finalmente terminarnos por corrernos, quedando completamente sudados y muy cansados. Escondió el rostro en el hueco de mi cuello y pude escuchar sus jadeos y respiraciones aceleradas.

Entrelacé mi mano con la suya y acaricie su espalda desnuda—Te amo, Minhonnie.

Entrelacé mi mano con la suya y acaricie su espalda desnuda—Te amo, Minhonnie

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novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora