Ahí estaba Oscar. Con una taza de café en mano, leyendo un libro e imaginando cómo sería si fuera su vida. Dejó su libro a un lado y se quedó analizando sus pensamientos. Recordó como había conocido al pelinegro el cuál no pudo sacar de su cabeza y seguía sin poder hacerlo.
Decidió arreglarse un poco para poder ir al pueblo, necesitaba comprar algunas cosas o tal vez ir de nuevo a la tienda de antigüedades. Algo que pudiera sacarle de la cabeza el rostro tan perfecto del pelinegro. Cruzó el bosque y en su mente estaba la escena en la que se encontró a Romer por error. Y ahí estaba de nuevo, pesado en él.
Llegó al pueblo y caminó hasta una biblioteca, era una de las más grandes, había variedad de libros, un paraíso para Oscar. Exploró los pasillos hasta encontrar un libro de su agrado. Siguió caminando hasta que llegó a un pasillo que parecía descuidado, hasta el fondo de estos había libros viejos, tanto que merecían estar con las antigüedades, según Oscar.
Tomó uno, hablaba sobre el otoño y las maravillas que este daba, sobre que vivir los romances en otoño era una aventura totalmente distinta a comparación de las demás épocas. Otra persona que amaba el otoño...Para ser sincero, él también tenía esa idea del otoño, una época tranquila. Varios recuerdos vivían en esta, lo que hacía el otoño una época aún más importante para el castaño.—¿Lo llevarás?—Habló una chica alta de ojos negros. Era la bibliotecaria.
—No. Todavía no lo sé, tal vez lo leeré aquí.—Le contestó
—Bueno, disfrútalo. Tal vez te guste.—Le sonrió y se fué.
Oscar había salido de la biblioteca varias horas después. Su estómago le gritaba que le diera comida, su casa no estaba tan lejos pero no quería ir, así que decidió comer en el primer lugar que se le pasara por su vista.
No encontró comida pero encontró lo que parecía ser una florería. No iba a comprar nada, solo quería desperdiciar su tiempo sin razón alguna.—No creo que sea buena idea seguir a Romer.—Se escuchó una voz desconocida a lo lejos.
—Cállate. Él no nos quiere contar quien es la persona que ve todas las tardes así que lo descubriré y tú me ayudarás.—Habló el otro chico.
Oscar salió de la florería para escuchar con más atención a los dos chicos que si no se equivocaba eran los hermanos de Romer.
—Estoy aquí en contra de mi voluntad y para empezar ni siquiera sabemos dónde está Romer.—Habló el chico que para Oscar era el menor.—Y si nos descubre espiando su vida privada nos matará.
—Lo encontraremos. Carlos, deja de ser tan pesimista, deberías ayudarme en vez de quejarte de que invadimos la privacidad de nuestro hermano. Aparte yo tengo dieciocho y tú quince, por ende soy mayor y por ende me tienes que hacer caso.—Habló el mayor.
—Odio tener que llamarte familia.—Le contestó Carlos.
—Yo también te amo—Se burló.
—Cállate y encuentra lo que quieres. Necesito volver a casa. No todos desperdiciamos el tiempo, querido Mark.
Ambos se fueron. Oscar había escuchado toda la conversación y había conocido a los hermanos del pelinegro inesperadamente.
El pelinegro... Se tenían que ver en la panadería y casi lo había olvidado.—No vamos a encontrar a Romer.—Habló Carlos pero no obtuvo respuesta.
Ambos caminaban por todos lados, cruzando callejones, pasando por tiendas pero sin rastros del pelinegro. Llevaban horas buscando a su hermano.
—En un pueblo tan pequeño ¿Cómo es que no lo podemos encontrar?
—Mark, no tengo idea y ya me cansé ¿Podemos ir a comer?—Se quejó el menor.-- Esto de espiar hermanos es difícil.
—¿Que tiene que ver el cansancio con comida? Si te llevaré a comer pero después de encontrar a Romer.—Habló Mark mientras buscaba con la mirada al pelinegro.—Si o si necesito saber la razón de sus salidas.
—Controlador.—Le dijo a Mark en tono de burla.
—Cállate.—Contestó molesto.—No soy un controlador, solo cuido a mi hermano.
—Te propongo algo mi querido controlador.—Dijo Carlos.
—No soy un controlador pero habla.
—Está bien, controlador. Si la persona que se roba las tardes de nuestro hermano es chico me llevas a comer todo lo que quiera por una semana .Pero si es chica yo te llevo a comer por una semana.-- En la mente de Carlos sonaba mejor la propuesta.
—Acepto.—Contestó confiado.
—No te confíes tanto ancianito...—Se burló el menor a lo que Mark blanqueó los ojos.
--Solo vamos y encontremos al engendro que se hace llamar Romer más conocido como nuestro hermano.—Dijo Mark.
Ambos siguieron su búsqueda y estaba claro que no se rendirían tan fácil.
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Amor de otoño. [✔️]
AventuraUna historia de amor en la época incorrecta, religiones diferentes, donde amar a alguien de tu mismo sexo está penado incluso por la muerte.