Paradigma inflexible sobre la existencia del ser

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Amor mío, con todo anhelo te escribo… La amargura que acarrea consigo el tiempo es eliminada por la paradoja de tu existencia. La contradicción planteada bajo el análisis de tu naturaleza es insignificante a un lado de la magnitud de tu majestuosidad y relevancia sobre el valor de la existencia o si ésta misma realmente es tangible y no una ilusión. Me ayudaste a comprender mucho más de lo que hubiera podido ordinariamente bajo las especulaciones que balbucean en un bucle el resto de los humanos que manejan el control de las mentes en masas, imágenes de Dioses y de destinos o predeterminación absurda y barata, para delimitar el libre albedrío del hombre, aquel que me mostraste y me dejaste manipular, atrás en el tiempo, en el presente y en el futuro creando nuevas posibilidades y reafirmando mi creencia en la humanidad.

Disculpa mi vacilación, pero tienes tantas formas y eres tan complicada para mí, tan fuera de mi alcance… que no sé si realmente  hablo de ti, o de una variable tuya… ¿Qué amo más? Tú, el hecho de poder alterar el tiempo… o a ella, la máquina que me permite usarte. Ambas pueden ser una. Os acogeré en mis brazos así las causas y efectos me maldigan. Nos reiremos del caos que azota a la realidad y la moldea en un orden de probabilidades y porcentajes, anulando la imposible verificación innecesaria de la inexistente entidad que los humanos llaman destino para gozar de la voluntad y libertad de la que somos dueños y de nada más.

Tú no estás atada a nadie, pero lastimosamente… me he atado a ti más de lo que debería. Y ahora estoy solo, sé que lo estoy y sé que tendrás más compañeros a parte de mí, los tuviste antes y durante de nuestra relación. Recuerdo a la chica que iba a salvar, ella era hermosa, era una belleza que podía comprender, y que podía disfrutar sin lastimarme… a diferencia de ti, tan abrumadora e indetenible bestia incomprensible, tan agitada como la naturaleza del tiempo, como una ola, como el agua… tan sereno pero salvaje al ser molestado.

Acabaré aquí mi escrito y mi vínculo contigo… aunque ya es muy tarde, el daño está hecho. Si me prestaras tu poder una última vez, esa chica tendría una vida por la que existir y yo podría volverla a querer… puede que nunca dejé de quererla, como nunca dejaré de quererte… tú me cambiaste para mejor, pero abusé de mis limites… perdí el rumbo. Con todo amor, tu viajero espacio-temporal más temerario y osado…

Carta ReflexivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora