✩ un pequeño nido, polvo de hadas y un cuento

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Capítulo único | una familia mágica

El cielo nocturno era iluminado por la luz azulina de la luna que sonreía en su fase gibosa creciente pintando el firmamento con elegancia, su eterna compañia eran las miles de virutas parpadeantes que variaban entre esferas de plasma azulina o rojiza. El fondo oscuro del universo complementario con el silencio reinando cada rincón donde el sol no tocaba con su calidez anaranjada.

Una pesada inquietud lo saca con parsimonia del mundo onírico. Su cuerpo curvado se encuentra apresado cuidadosamente por uno más grande y cálido, un brazo ajeno aferrado a su cintura con suavidad. Sus párpados revolotean intentando enfocarse en medio de la oscuridad, nuevamente esa sensación en su pecho se hace presente con insistencia y lo priva del sueño. Por inercia su mano hace un lento recorrido hasta su pequeño estómago abultado tiernamente en una curva que resguarda a su cachorro. Tiene tres meses de gestación por lo que no es posible que sea su bebé el que provoca la inquietud. En dos segundos recupera la lucidez, entendiendo quién es el que en realidad lo necesita.

—Amor, necesito ir por mi cachorro.— Murmura con suavidad para no sobresaltar a su alfa.

Siente un leve y ronco gruñido en respuesta, el cuerpo de su alfa se remueve mientras un par de manos acarician ese lugar en su espalda tan sensible; el nacimiento de sus alas para ser específicos.

Seokjin tiene un par de delicadas alas tornasol adheridas a su esbelta espalda, parecidas a las de una mariposa, su contorno siendo delineado con destellos y trazos lumínicos. Al sentir las gentiles manos de su alfa acariciando el nacimiento de estás se vuelve dócil, es tan íntimo ese gesto que su lado omega se somete instantáneamente. Revoloteando un poco sus alas de gusto.

—Yo no he oído nada. — Dice Jungkook entre bostezos.

Aún entre el limbo de la bruma del sueño y la lucidez, su alfa gruñe juguetón por el aroma de su omega, por ende esconde su nariz en el lugar exacto donde descansa su marca para olisquearlo con emoción.

—Solo espera...— Dijó el omega mientras ladea su cabeza para mejorar el acceso.

Disfrutando los mimos que Jungkook repartía con su nariz en su marca de unión y en sus manos oscilando entre acariciar a su cachorro en su pancita y el nacimiento de sus alas. Suspirando gustoso por la atención.

Entonces no pasaron ni cinco segundos cuando un infantil llamado acongojado clamaba por su omega.

Jungkook estaba nada sorprendido por la percepción tan exacta de su omega, mientras Seokjin tenía una expresión de suficiencia. De por sí Seokjin era una criatura mágica de luz, con su energía protectora y sus sentidos desarrollados al mil, uno de sus dones era la sanación espiritual y medicinal, para ello su cuerpo absorbe el dolor o inquietud ajena para permitirle prestar su ayuda, percibía el dolor de cualquier criatura o ser vivo a miles de kilómetros de distancia. Ahora, imagínenlo siendo un omega gestando a su cachorro en el vientre y teniendo a su otro bebé bajo su cuidado, sus sentidos se agudizaron en todo su apogeo.

—Soy su omega kookie, los puedo sentir hasta en mis sueños. — Aportó con cariño en su voz.

Se desprendió de su nido con dificultad y con la suavidad de siempre besó la sien de su alfa antes de encaminarse para ir en dirección de su cachorro.

Era tan hermosa esa conexión que los omegas tenían con sus hijos, sus almas y sentidos conectados a través de un hilo invisible que resistía toda la vida y jamas se rompía. Un hilo enraizado desde que el cachorro veía por primera vez los ojos de quién lo cargó nueve meses en su interior, compartiendo latidos y espacio. Un amor profundo y desinteresado, leal y puro. El omega lo sentiría aún estando en el mundo onírico, incluso cuando ni el mismo cachorro había despertado del todo.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2022 ⏰

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