Prólogo

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Cuando vi su cara, sentí que todo mi mundo se venía abajo. Era él. No me podía creer que eso estaba ocurriendo. No era real. No...no podía ser real. Me giré y vi a mi madre llorando desconsoladamente sobre el brazo de Rose, la madre de Ryan. Y me di cuenta de que todo esto era real. Me volví a verle de nuevo. Vi sus ojos, ahora cerrados, su boca, sin pronunciar palabra, su nariz, sin una inhalación constante... su piel estaba muy pálida, justo al contrario al moreno natural que de normal tenía.                                                                                                                 

 Me sentí tentado de tocarlo, de volver a acariciarlo y enredar mis dedos entre su cabello. Extendí mi mano y rocé su mejilla, fría al tacto, con el dorso externo de mi mano. Sentí mis ojos húmedos, preparados llorar y hacer de mi cara cascadas de lágrimas. Lágrimas llenas de ira, odio, impotencia... pero sobretodo de tristeza, una tristeza inmensa que no soportaba y que mi cuerpo no podía comprimir ni retener en un rincón de mi corazón. Necesitaba liberarme, gritar... le necesitaba a él. Él era mi todo. Y estaba a punto de irse, de dejarme solo en este frío y cruel mundo, que él hacía que fuese un poco más colorido. Él era el que le daba las pinceladas de color a mi vida. Él que me sujetaba la mano cuando me caía y me ayudaba a levantarme... era mi salvavidas... y yo no podía salvarle a él, ahora, cuando me necesitaba. Sentí como mi madre me rodeaba con un brazo.

- Cariño, tenemos... tenemos que irn...

-No - dije-  No m voy a ir hasta que... necesito decirle una cosa...

- Pero, Henry...

- ¡Iros!- grité, entre lágrimas y sollozos. Al ver como le había hablado a mi madre recapacité- ... por favor.

Mi madre se deshizo del abrazo, se despidió con un beso en la frente y salió de la habitación junto a Rose, quien me echó una sonrisa de complicidad y de apoyo. Se la agradecí con otra sonrisa, aunque la mía era de lado. No conseguía realizar una completa. No era capaz. Me volví de nuevo para mirar a Ryan, me acerqué a su oído y empezó a decirle todo lo que sentía que decirle, me liberé...

- Ryan, soy Harry, espero que puedas oírme, porque quiero que te quedes muy bien con lo que te voy a decir...

Un invierno en shortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora