Lo que aprendí en la escuela de botes es... En fin, empecemos de una vez.
Salvavidas.
–Sarah Fortune –. Rompió el prolongado silencio imperturbable que había entre ellas desde que empezaron, sin mayor explicación, a armar juntas el campamento en la playa.
–Samira.
La pelirroja terminó de anudar la tienda de tela. Cada tanto lanzaba miradas de reojo a su improvisada ayudante, quien ahora parecía dudar entre cómo debía ordenar las frutas dentro de una caja. A juzgar por lo desordenada que había visto que tenía su propia casa, le parecía un chiste verla ahora tan concentrada en una tarea tan banal como aquella. Notaba como la estudiaba cuando era ella quien ordenaba alguna cosa, como si Intentara descubrir alguna especie de patrón o combinación especifica en su forma de pensar «Suerte con eso, muñeca»
–¿Me alimentarás en algún momento? Ya está atardeciendo, tengo hambre.
–No entiendo como las horas pasan tan rápido –respondió, yendo a buscar un par de contenedores a una caja. Se giró para ofrecerle uno, pero Samira ya se había lanzado a la tienda, con los pies por delante, acostándose con la cabeza afuera para poder mirar el cielo.
–La vida misma es más rápida aquí –. Se incorporó cuando la mujer, sentada ahora a su lado sobre una caja, le arrojó el contenedor al pecho. Admiró su mirada gris perdida en el mar, habiéndose sentado de espaldas a este, prefería concentrarse en ese curioso rostro lleno de pecas. –No alcanza el tiempo para pensar demasiado.
–Eso suena maravilloso –, susurró sin haber tocado aún su comida.
–¡Agh!... Pescado.
–¿Por qué sigues comiéndolo si no te gusta? –le preguntó divertida, al ver como intentaba acabar más rápido con su comida tragándose bocados grandes sin masticarlos bien.
–¿Las mammas no enseñan modales a los piratas? –respondió terminándose el resto rápidamente– No está bien dejar un plato sin acabar, mucho menos si te lo invitan.
–Nuestras madres prefieren enseñarnos otro tipo de cosas –, su voz había sonado relajada, mirando por instinto sus confiables pistolas reposar sobre una caja cercana a ella.
–Son bonitas –dijo honestamente, levantándose para observarlas más de cerca– yo prefiero usar todo tipo de armas siempre que pueda, jamás tendría un par de gemelas como esas.
–Eso te lo puedo asegurar –sentenció. Su voz seguía sonando demasiado tranquila, lo que empezaba a inquietar a la morena, quien no entendía a qué se debía aquello– ¿No tienes nada más importante que hacer?, creí que la vida aquí no alcanzaba para perder el tiempo –la noche ya había caído por completo sobre ella y con esto, sus pesares volvían como por arte de magia.
–¿Bromeas? – sonrió al verla hacerse un ovillo dentro de la carpa luego de acostarse sin haber comido casi nada. Tenía los pies hacia afuera, cuidando no invadir el lado que ella había escogido antes para acostarse. Entendió esto como una invitación así que la tomó, acostándose junto a ella en la misma posición que había tomado antes, mirando al cielo. –Somos insignificantes ante las estrellas, ¿Qué te hace pensar que siquiera existe algo importante que podamos hacer? Toda nuestra vida es una perdida enorme de tiempo y energía.
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Un buen condimento
FanfictionLeague of legends: Miss. Fortune x Samira. Para amantes de las manualidades y sobretodo recortar con tijeras.