Capítulo 17

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Una suave risa escapó de sus labios.

Sus ojos brillantes recorrieron aquel hermoso rostro apaciblemente dormido del hombre que yacía incociente entre sus brazos.

¿Cuanto tiempo había pasado desde que lo tuvo en sus brazos por última vez?

Realmente había pasado mucho tiempo, pero aquellos recuerdos perduraban en su memoria dándole el valor para volver a él y tener esos momentos que ya estaban siendo borrados con el paso del tiempo.

Sus ojos recorrieron cada pequeño detalle de aquel hombre, desde sus inmaculados cabellos de aquel precioso color platinado del mismo color que la nieve escarchada que cubría todo a su alrededor, su rostro tan hermoso apasiblemente dormido como si estuviera en un agradable sueño lejos de toda la intranquilidad que reinaba en el mundo real. Sentía la agradable calidez que emanaba el cuerpo de aquel hombre, una calidez que lo envolvía por completo haciendolo olvidarse del frío glacial que reinaba en el ambiente.

Lo miraba como si quisiera retratar en lo más profundo de su memoria aquella hermosa imagen para luego preservarla en su mente para apreciarla por todo el resto de la eternidad.

Sus dedos acariciaron el rostro del contrario con una delicada caricia como si temiera que el otro se rompiera con el mínimo contacto o como si temiera que sus manos pudieran manchar la belleza etérea e inmaculada de aquel hombre, trazó con suavidad aquella cicatriz que surcaba su ojo izquierdo con sus párpados cerrados ocultando aquel Sharingan que Kakashi aún conservaba, aquella parte suya que Kakashi siempre llevaba con él...

Con cuidado limpió el resto de las lágrimas que caían de sus ojos cerrados, lágrimas que él mismo había provocado y que ahora se arrepentía del dolor que le causó a la persona que mas amaba.

-Idiota...- susurró acariciando con suavidad el rostro del contrario, aquel bellísimo rostro que estaba oculto tras aquella máscara negra que le impedía al resto del mundo apreciar la obra de arte magestuosa que era Kakashi.

Sin poder evitarlo, lo acercó más a él y ocultó su fría nariz en el cuello del peliplata.

Soltó un ronroneo y un profundo suspiro de satisfacción cuando aquel delicioso aroma a brisa marina y galletas recien horneadas lo envolvió como un manto cálido llenando su corazón roto de una enorme satisfacción.

Solo tenerlo cerca, de poder oler su delicioso aroma, de poder sentirlo entre sus brazos...sentía que por fin después de tantos años finalmente podía estar tranquilo otra vez.

Por fin se sintió en paz, sintió que aquí con él...era su lugar.

Sus brazos lo apretaron con suavidad abrazandolo como si temiera que después de tanto tiempo de anhelando tenerlo, Kakashi se desvaneciera entre sus brazos ahora que por fin lo tenía. Los abrazó como si quisiera protegerlo del resto del mundo o como si temiera que alguien viniera a arrancárselo de los brazos para llevarlo lejos de él.

Con suavidad, lo alzó entre sus brazos protectoramente viendolo dormir apasiblemente.

Odiaba tener que hacerle esto...
Pero no tenía otra opción. Sabía que todo esto era demasiado arriesgado tanto para él como para Kakashi.

A pesar de todo seguía estando atado a Madara...

No podía simplemente aparecer en Konoha y declararse vivo por arte de magia, tampoco podía hacer mucho en contra de Madara. Sin embargo, dado a la situación de Akatsuki y el plan de Madara, no podía quedarse de brazos cruzados sin hacer nada cuando Kakashi y sus cachorros estaban en peligro.

No le importaba la Aldea, ni el Hokage ni sus consejeros de mierda.

Solo le importaban Kakashi y sus pequeños retoños.

Team 7: Almas De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora