Colors [Emma Sano x Oc] [Terminada]

Culpa

Jinzu termino dandose cuenta que cuando una persona te golpeaba, era incapaz de quererte, de esa manera y al perder a Emma, se dio cuenta tambien de que no le quedaba nadie que la quisiera, por que su padre y su madre lo habian hecho, incluso Kazutora cuando estaba muy molesto, el unico que no lo habia hecho era Shinichiro, y Kazutora se lo habia quitado como le quito a Emma, y fue entonces cuando comenzo su furia.

Era con esa misma rabia que ahora estaba destrozandole el rostro a un compañero de clases que habia tenido la valentia y la mala idea de llamarla asesina tambien por lo que su hermano habia hecho, no le importaba mantener la imagen de Kazutora, ya no lo consideraba su hermano, pero no iban a dejar que la hundieran con el, que la compararan con el.

El intento defenderse, y ella solo siguio adelante sin un solo rastro de emocion en su rostro mas que la rabia, la maestra teniendo que separarla de su compañero, rodeandola por la cintura, y ella retorciendose freneticamente para seguir, en movimientos violentos.

-¡Estas loca!.

-¡Atrevete a decirlo de nuevo!.-Le grito intentando soltarse.

-¡Jinzu Hanemiya ya basta!, ¡Es suficiente!.-Intento detenerla, pero solo cuando sus ojos se alzaron y vio a Emma en la distancia sus movimientos se detuvieron, paralizandose en su lugar y teniendo ganas de llorar, Emma la miro desde lejos, luego apartando la mirada y marchandose de ahi, Mikey y Draken mirandola tambien, la llevaron a detencion y sabian que llamarian a su padre por todo el asunto de la pelea, en ese momento entonces ellos temiendo por ella, y Jinzu comenzando a temblar de miedo, el mismo sentimiento hundiendola por dentro.

Paso una eternidad antes de que el llegara ahi, le dedico una fria mirada, una que escondia toda su furia, Jinzu sabiendo en un instante que no sobreviria ese dia sin alguna herida, y sabiendo que Emma ya no estaria ahi para curarla, que Shinichiro no estaba ahi para sonreirle y hacerle sentir mejor con sus palabras amables y sus comidas.

Su padre la saco del brazo bruscamente cuando terminaron de hablar de su reprobable comportamiento y dandole dias de expulsion, apreto sus dedos sobre su brazo fuertemente, pero ella se mantuvo en silencio, tragandose el dolor, guardando silencio, por que sabia que eso no seria lo peor, y no se equivoco, su corazon saltandose un latido cuando la puerta de la casa se cerro a su espalda, sonando estruendoso en sus oidos.

Y escucho sus gritos reclamandole lo mala hija que era, como su vida era una desgracia para el igual que Kazutora, que jamas debieron nacer, y como terminaria igual que el, y como era lo unico que merecian, pasarse toda su vida encerrados como los delincuentes que eran.

-¡El unico que merece estar encerrado aqui eres tu, no yo!.-Exploto de rabia y miedo, gritando sin poder detenerse, el primer golpe cayendo sobre su rostro, rompiendole el labio, y los siguientes dejando marcas rojizas en su rostro, y vio a su madre, viendola a ella solo mantenerse de pie a un lado, sin decir absolutamente nada, casi temblando, pero sin poder hablar o moverse para ayudarla. El aprovechandose de que tendria dias sin ir a la escuela para que las marcas desaparecieran y no las vieran.

-¡Maldita mocosa insolente!.-Le grito el otra vez, y Jinzu solo cerro los ojos, esperando el resto de golpes, el bufando molesto.-Ni siquiera vales la pena el esfuerzo.-Dijo y se marcho, cerrando la puerta con un portazo a su espalda, Jinzu enfrento los ojos de su madre, silenciosamente antes de levantarse del suelo con cuidado, y salir tambien de la casa, se sorprendio cuando al bajar las escaleras y la entrada del edificio encontro los ojos de Mikey.

-¿Mikey?.-El hizo una mueca cuando vio sus heridas, y el corte en su labio que sangraba.

-Queria saber si estabas bien. Creo que no.-Le dijo, y ella nego con la cabeza, dandole la razon, sus ojos inundados otra vez, Mikey haciendole una seña con la cabeza, estirando la mano en su direccion y Jinzu tomandola por que estaba tan herida y necesitaba tanto un gesto amable, la llevo al parque cerca de su casa, ambos sentandose en los columpios y balanceandose en silencio unos segundos, ella agradeciendo la brisa sobre su rostro, solo sintiendo el dolor en su rostro.