III

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Profesor de filosofía que se la da de innovador en sus clases: ¡Alumnos!, usando cualquier conocimiento aplicable que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe.

El alumno más listo del salón: ¿Qué silla?

Si, soy super friki de la filosofía... Así que si hasta ahora me estás entendiendo bien es porque seguramente me expliqué mal.

En fin, comencemos.


Aferrándome


–¿Sivir, la princesa guerrera?

–Aff, ¿dónde encontraste eso?

La pelirroja sopló el polvo que había en la superficie de las cintas, antes de acercarse a la morena que, ignorando a propósito la evidente emoción de la capitana, siguió flojeando en el sofá sin moverse para dejarle espacio.

–Como quieras –, se sentó con fuerza sobre su abdomen, apoyando la espalda contra el respaldo del sofá– debe activarse de alguna forma... –Samira se recompuso del golpe luego de toser un poco, pero no le dio mayor importancia, simplemente dejando que la mujer se acomodara más sobre ella– ¿Sabes cómo funciona?

–No creo que funcionen, mi... –se interrumpió– ...quien me mandó por ellas decidió que no les servían tan solo al verlas, incluso me dejó quedármelas.

–¿Por qué las guardaste entonces? –preguntó sin dejar de examinar lo que tenía en sus manos.

–No lo sé –respondió con sinceridad– me parecieron curiosas y... ¿Qué hic...?

Un clic desató el girar, en principio lento, de los dos engranajes centrales que presentaba el aparato. Samira se sorprendió genuinamente al ver cómo se abría un pequeño compartimento lateral, y empezaba a proyectar imágenes de distintas tonalidades de azul sobre la pared frente a ellas. Luego de presionar otras cosas la capitana logró activar el sonido que acompañaba a las imágenes, se trataba de una mujer que recorría el desierto con una enorme arma a cuestas.

–Creí que te gustaba analizar y estudiar las cosas –comentó Miss Fortune, aún con una gran sonrisa de autosuficiencia por haber logrado activar el aparto.

–En realidad me cuesta mucho concentrarme –le confesó cruzándose de brazos– a menos que algo llame realmente mi atención –soltó sin pensar.

–Que honor haber conquistado tu mente inquieta –exageró con el propósito de avergonzarla, riendo al notar que lo había conseguido. Samira frunció el ceño, preparándose para replicarle, cuando una sorpresiva explosión las alertó a ambas haciéndoles girar el rostro a la pared. La misteriosa mujer de las grabaciones había logrado abrir una tumba antigua.

–¿Por qué grita, no se supone que está encubierta? –se quejó Samira, quien al igual que la mujer sobre ella, se había quedado absorta mirando la grabación torpemente proyectada sobre la pared llena de cosas– es una idiota, con razón lograron grabarla los demacianos sin que ella se diera cuenta...

–Creo que es buen toque, la hace aún más sexy.

Samira bufó con fastidio ante el comentario, cruzándose de brazos. Una tras otra ambas disfrutaron las cintas, mirándolas con mucha atención. En realidad resultaron ser bastante entretenidas, por lo que no notaron que se iban acabando hasta que al intentar buscar otra, descubrieron con pesar que ya la habían visto todas.

Un buen condimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora