Save Your Tears [Tokyo Revengers]

🌒 0 8

—Siguiente. —Dijo Draken.

—Pues yo puedo darle todo. —Dijo un tipo con un tatuaje de calavera en toda la cara.

—Siguiente.

—Miles, millones y billones. —Dijo el chico con ojos de serpiente mientras sacaba un fajo de billetes.

—Chaeri no es interesada, siguiente. —Dijo Mikey mirandolo algo disgustado.

—Ella no, pero yo sí, llámame guapo. —Le dijo Nahoya sonriente.

El chico viró los ojos y se levantó.

—¿Qué ofreces? —Cuestionó Mikey.

—Una vaca, un pollito, y una bici. —Dijo el avergonzado pelirrojo.

—Te llamaremos. —Dijo Mitsuya con una sonrisa apenada.

—Vengo a hablar con Chaeri. —Gruñó Baji empujando al pobre pelirrojo.

—Ijole, siguiente. —Dijo Mikey y le soltó una patada. —Rindo Haitani, que sorpresa. ¿Qué ofreces?

—Si no es interesada entonces no le importara lo que le ofrezca. —Dijo él.

—Continua. —Dijo Mikey.

—Lo que sea que hagamos sólo quedará entre nosotros, chismoso.

—Uhmta, pa saber.

—Bien, siéntate allá. —Dijo Souya señalado el sillón con un letrero de: aceptados.

—Si aceptan a mi hermano me aceptan a mi. —Dijo el de trenzas y sin que nadie le dijera nada se fue a sentar junto a su hermano.

—Dos por uno. —Nahoya me codeó. —¿Qué quieres Baji? Ya ni eres de la Toman, saquese.

—Quiero hablar con Chaeri, ahora.

—No tengo nada que hablar contigo, ya dejaste en claro todo. Ahora yo seguiré con mi vida y tú con la tuya, total, me iré en algún momento, ¿Verdad?

—Sabes que no quise decir eso.

—Pero lo dijiste, así que ya vete, no quiero hablar contigo.

Baji golpeó la mesa y se levantó, empujando nuevamente al pobre pelirrojo.

—¿Otra vez tu, ojos de serpiente?

—¿Qué? La chica es muy linda, nos veríamos bien juntos.

—Al sillón, pero correle, ahorita que ando de buenas.

Bajé la cabeza mirando mi celular, todo este rato había estado borrando los mensajes, fotos, publicaciones y todo de lo que tenía junto a Baji.

—Vengo por mi gatita. —Dijo alguien, levanté la cabeza y entonces vi al chico con las manos tatuadas.

—No, siguiente.

—No me voy a ir sin mi gatita, así que háganle como quieran, yo me la llevaré.

—Kenchin. —Mikey chasqueo los dedos, Draken bufó pero entonces se llevó a rastras al chico. —Siguiente.

Después de otras cinco personas, los chicos sacaron a todos menos a los dichosos hermanos Haitani, y al chico Kokonoi, bueno también su amigo se quedó, al parecer es Inui.

—Bien, prepararemos una cita para que puedan estar un rato con Chae, y después ella nos dirá con quién se siente más cómoda. Ahora váyanse, tengo que hacer una reunión. —Dijo Mikey. —Chae te quedas en la casa, Emma va a venir y como el abuelo ni Shinichiro están, no hay nadie que le abra a Emma.

—Mmta, pues ya que. —Viré los ojos.

—Te portas bien, no le abras a nadie, cierra todo cuando salgamos, llevo llaves. —Dijo Mikey y entonces todos salieron de la casa.

Tal y como dijo fui a cerrar hasta las ventanas, y luego fui a mi habitación, pero entonces me encontré con Baji.

—¿Qué haces aquí?

—Tenemos que hablar.

—¿Qué no lo entiendes? Tú fuiste quién me terminó, no necesito escucharte para saber que no quieres estar conmigo, ya déjame hacer mi vida y tú haz la tuya, ¡No quiero saber de ti, maldición!

Baji empujó su mejilla con su lengua y luego suspiró.

—Sólo quería que supieras que... a pesar de lo que suceda, yo te amo. —Murmuró y se fue.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, corrí a mi cama tapándome rápidamente con las mantas, comenzando a llorar sin consuelo.

෴

—He descubierto algo. —Habló el canoso hombre.

—¿Sobre qué?

—Tú y yo podemos comunicarnos por medio de nuestros sueños.

—¿Eso quiere decir que estás dormido?

—Si, hoy... Bueno en unas horas... Baji morirá, ¿Lo recuerdas cierto?

—¿Eh? N-No puedo recordar nada, duele siquiera intentarlo. De hecho... Ni siquiera puedo recordar tu nombre.

El hombre respiró hondo.

—Esto era lo que me temía, no quería que tú fueras porque... Si tú alteras algo del pasado, podría costarte la vida, Chaeri.

—¿Qué significa eso?

—Si alteras el pasado, tu existencia depende de eso. Comenzarás a morir lentamente.

෴

Desperté de golpe, escuchando el timbre de la casa, estaba lloviendo ya. 

Me levanté, saliendo de mi habitación y casi saltando por las escaleras para poder abrir la puerta.

—¡Llevo media hora tocando! —Chilló Emma completamente empapada mientras entraba. —¿Por qué no...? ¿Volviste a llorar?

—Pasaron muchas cosas hoy. —Murmuré algo confundida todavía.