Agosto 15-2017. Comisaría.
Mario había leído más o menos dos hojas del diario de su hijo, tenía dolor, mucho dolor. Leer la muerte de su esposa desde el sufrimiento de su hijo le habría una nueva herida.
El dolor y la angustia hacía que caminara de un lado a otro con miedo; Él sabía que todo lo que leería era verdad. Mario era un hombre de muchos secretos y que su hijo los supiera lo mataba. Unas preguntas recurrentes le rondaban la cabeza "¿Y si alguien más leyó el diario de Atlas?" "¿Que tanto sabe mi hijo de mí?" "¿Creerá que la muerte de su madre es mi culpa?" Esto no lo dejaba en paz, tenía cuarenta y ocho horas que no dormía.
- ¿Señor?- Lo llamaba Mauricio Ortega, Un agente con ya varios años ahí.
-¿Qué se le ofrece Ortega?
-Tenemos una pista.
Eso era nuevo. Desde que todo había esplotado todo no se había encontrado nada.
- ¿De que habla?
-¿ Se acuerda del accidente de su esposa?-Mauricio pregunto con cautela, con miedo a las represalia que pudiera tener Blair con él. Mientras que Mario palideciá ¿ Y si se había encontrado otra copia de aquel endemoniado cuaderno?
-Claro que me acuerdo, no sea haga Ortega.
- Alguien cortó los frenos.
Mario se quedó perplejo, todo empezaba a salir a la luz. ¿Y sí su hijo tenía algo que ver?
-¿Qué?- Sin querer su voz salió afectada.
- Pero ese día su esposa iba a wolf Still.
Wolf Still, ese día el se vio con ella. Se vio con Merida Soublette.
-¿Qué iba a hacer ella allá?- Si alguien se entera que él se vió con ella lo verían como principal sospechoso.
- Aún no se sabe, se está investigando. Mandamos a pedir las grabaciones del 28 de febrero.
- Gracias.
Cuando Ortega salió de la sala Mario se puso en marcha hacia Wolf Still. Durante el camino el pensó una y otra vez que lo que hizo no es malo, pero fallaba en grande. El alzó la cabeza y dijo:
— Tengo que resolver esto antes de que todo se caiga, he trabajado tanto por estar donde estoy y nadie me quitará de ahí.
Si él supiera lo que se le viene.
Al llegar a Su parada bajo en el café en dónde se vio con aquella señora.
- Buenas tardes, vendo a hablar con el gerente.- Mario veía con impaciente al adolescente que inevitablemente le recordó a su hijo.
- Está ocupado.- Si le recordó a su hijo hasta que hablo.
- Soy el oficial Mario Blair. - Su voz era autoritaria.
-¿ Usted es el que viene a buscar las cintas ?
-Si
- Ok ya te las traigo.
Cuando todo estuvo resuelto - como él pensaba- Mario salió de ahí sin darse cuenta que acababa de meter la pata hasta el fondo.
Mario Blair estaba cuando su tumba como cavó la de Amelia Blair, su esposa.
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El diario de Atlas Blair
Gizem / GerilimMuertos, asesinos, víctimas, secretos, obsesión y un amor enfermizo. El pueblo Read esconde secretos. Todos son monstruos, todos están locos porque aparentan cordura.