Parte 21. Cabaña

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Draco se detuvo frente a la puerta de una extraña cabaña, no recordaba cómo era que había llegado hasta ahí. Últimamente le estaba pasando eso, pero estaba muy seguro de que no estaba tomando al grado de tener lagunas mentales ni mucho menos drogándose, eso no iba con él, entonces ¿podría ser eso causado por alguna clase de tumor cerebral? No tenía otra explicación para cerrar los ojos y al abrirlos, estar en otro lugar completamente diferente, porque si algo tenía en claro en ese momento, es que no estaba soñando.

Observó a su alrededor y a sí mismo, traía el mismo traje que estaba usando en la fiesta de karaoke de su hijo, pero estaba arrugado y un poco sucio, además de que sostenía leña en el brazo izquierdo, y un hacha en la otra, él mismo había ido a conseguirla, y ahora estaba ahí, de pie frente a una cabaña desconocida en un bosque que le parecía vagamente familiar.

Dejó caer la leña y se giró en su mismo eje, ubicó su automóvil, así que sin detenerse un momento, avanzó hasta ahí, para su fortuna las llaves estaban en la guantera, así que encendió el motor y se echó de reversa, y por primera vez en meses, usó el GPS, para dirigirse a casa de donde sea que estuviera.

Observó la cabaña de nuevo por el retrovisor mientras seguí las instrucciones de la voz mecánica y fría, una extraña sensación lo invadió, como si estuviese dejando algo muy importante atrás, pero era abogado, y sabía que a veces, en ocasiones así, lo mejor era dejar que esos sentimientos no dominaran su estado emocional, no sabía que le estaba pasando, así que lo mejor era correr y hacerse unos exámenes que le aseguraran que todo con su cabeza estuviese bien.

El sonido de un suave tarareo lo hicieron mirar otra vez por el retrovisor, la joven pelirroja del hospital estaba acostada en el asiento trasero, la sorpresa lo hizo dar un fuerte y rápido volantazo que casi lo hace volcarse.

La risa de la joven fue rasposa, se sentó, abriendo las piernas y subiendo su falda, mostrando la piel blanca un tanto amoratada por el frío, la boca de Draco se secó ante la imagen.

—Sé lo que estás pensando, pervertido—. Se burló de él.

Los brazos fríos de la joven rodearon su cuello y sonrió divertida, mientras la respiración de Draco se agitaba cada vez más, aquel contacto le estaba dando tanto frío como para helarle los huesos.

—Esta vez no es a mí a quien deseas ¿verdad?

Los ojos azules de la adolescente se enfocaron en el camino, con un semblante serio, como si aquello le doliera de solo pensarlo.

—Ella no se ha ido, seguirá en la cabaña, esperando. 

Under The Oak TreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora